Un ganadero cedía su finca a musulmanes para matar corderos de Pascua sin control sanitario
La Guardia Civil detiene al hombre tras inspeccionar la granja, situada en Torreblanca, y encontrar restos de vísceras y pieles de 87 borregos sacrificados para la fiesta religiosa
Las Provincias,
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22-12-2007
Restos de vísceras y pieles de unos 87 corderos y cabritos esparcidas por una finca de forma caótica con un fuerte olor y en un ambiente casi macabro. Esa fue la escena con la que se encontraron los agentes del Servicio de Protección a la Naturaleza (Seprona) de Castellón al inspeccionar una granja de Torreblanca. La Guardia Civil detuvo ayer a un ganadero vecino de la localidad castellonense como presunto autor de un delito contra la salud pública.
En su granja, a todas luces ilegal, se sacrificaban animales sin ningún tipo de control sanitario siguiendo el ritual islámico para venderlos a ciudadanos magrebíes, según informaron ayer fuentes de la Comandancia de Castellón.
El Seprona detuvo a J. P. S., de 58 años, tras ser alertado por la Policía Local de Torreblanca, que había observado cómo un grupo de entre 20 y 25 personas “de origen magrebí”, según las citadas fuentes, efectuaban el sacrificio de corderos según sus ritos religiosos. Posteriormente despiezaban las canales, atando las a ramas de algarrobos de una finca próxima a una explotación ganadera, en la que al parecer adquirían los animales.
Los agentes de la Guardia Civil realizaron la correspondiente inspección de las instalaciones y de la finca donde realizaban los sacrificios. Allí detectaron restos de vísceras y pieles de al menos 87 corderos y cabritos.
En el interior de las instalaciones existía una zona habilitada con postes de madera, donde colgaban los animales. Tras el sacrificio, los despiezaban y dejaban abandonadas en el suelo sus vísceras y pieles. Según explicaron ayer fuentes del Seprona, parte de los despojos con los que estaba sembrada la granja son considerados por las autoridades sanitarias como materiales específicos de riesgo (MER), ya que son susceptibles de transmitir encefalopatía espongiforme; proceso neurodegenerativo progresivo de ovejas y cabras, también conocido como mal de las vacas locas.
Las mismas fuentes explicaron que sobre las canales no se realizaba ningún tipo de control sanitario, sin guardar los tiempos de espera reglamentariamente previstos, por lo que esta práctica “podría generar daños a la salud pública de los consumidores”.
La Guardia Civil continúa las investigaciones para, tras la detención del granjero, identificar a las personas que realizaban los sacrificios.
Precisamente, estos días los creyentes musulmanes celebran esta práctica con motivo de una de sus fiestas grandes, el Aid el Kebir o Pascua del Sacrificio. Así lo hicieron el pasado miércoles los cerca de 113. 500 musulmanes que residen en la Comunitat, según datos de 2006 del Observatorio Andalusí. Ese día, tal y como manda la tradición, sacrifican un cordero que esté bien de salud y sin taras físicas en honor del arcángel Gabriel.
Los musulmanes que viven en el campo o pueden acceder a una granja degüellan al animal ellos mismos – los que no tienen acceso tienen que comprar la carne de la carnicería.
“Degollándolo, el animal sólo tarda 16 segundos en morir y sufre mucho menos que utilizando cualquier método más sofisticado”, defendieron fuentes del Centro Islámico de Valencia.
Un corte seco
El proceso es rápido. Se les hace un corte seco de una única vez y se les saca toda la sangre. Después se despellejan y, al cabo de un par de días, se come. La carne se comparte con los familiares y los pobres. La matanza debe cumplir, además, unos requisitos. El animal tiene que estar tumbado por su lado izquierdo, mirando en dirección a La Meca y la persona encargada de degollarlo, con un cuchillo, debe ser adulta.
“Reafirmamos la fe que demostró Abraham aceptando el reto que se le impuso de sacrificar a su hijo primogénito, Ismael, aunque finalmente el arcángel Gabriel lo detuviera”, afirmaron desde el Centros Islámico de Valencia.
Aunque los musulmanes residentes en la Comunitat (marroquíes y pakistaníes, en su mayoría) celebraron este festejo hace tres días, en Marruecos y Melilla este tuvo lugar ayer. La diferencia del día de celebración radica en el modo en el que observan la luna.
El festival se celebra el décimo día del mes de Dhul Hijja del calendario islámico y marca el fin de la peregrinación a La Meca, el viaje que se considera que todos los musulmanes tienen que hacer al menos una vez en la vida.
Pero mientras aquí los musulmanes cuentan cuando empieza a crecer a través del telescopio, en los países islámicos toman como punto de partida la mínima franja de luna creciente.
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