EL FUTURO DE EUROPA / Desde hoy, nueve países entran en el espacio Schengen entre la alegría por el fin de la última barrera y la preocupación por el riesgo de aumento de la criminalidad y la inmigración ilegal

La UE mueve sus fronteras hacia el Este

El Mundo, MARIA RAMIREZ. Corresponsal, 21-12-2007

Lo que más emociona a José Sócrates de su Presidencia de turno de la UE este semestre – al menos, a juzgar por su sonrisa, su charla acelerada y su deleite en los detalles – no es ni el Tratado de Lisboa ni la cumbre con Africa, fuentes de orgullo, pero, tal vez, también recuerdo de tensiones. Lo que más suele animar al primer ministro portugués se llama Critical Software, una empresa lisboeta convertida en multinacional.


Gracias a su pericia informática, tras el primer minuto del día de hoy, se pueden recorrer más de 4.000 kilómetros en la UE, desde Tallin, en Estonia, hasta Lisboa sin mostrar el pasaporte, en la mayor ampliación del Espacio que recibe el nombre de la pequeña ciudad luxemburguesa de Schengen, donde en 1985 se pactó la libre circulación de ciudadanos.


Para el turno de Sócrates, uno de los problemas pendientes era la ampliación técnica de Schengen a los países que entraron en la UE en 2004, pero aún esperaban a la bajada de fronteras. El sistema SIS (Schengen Information System), que permite a las autoridades nacionales compartir información sobre viajeros y mercancías que atraviesan su territorio – especialmente sobre persona non grata o vehículos robados – aún debía modernizarse para la incorporación de los nuevos. Funcionarios y expertos recomendaban dejarlo para 2009, hasta que los portugueses encargaron a su empresa nacional una solución.


El resultado es «SISOne4all» («SIS, uno para todos»), que, desde la medianoche, conecta a los nueve nuevos miembros de Schengen, Eslovenia, Lituania, Letonia, Estonia, Hungría, Polonia, República Checa, Eslovaquia y Malta, con los 13 existentes en la UE, Austria, Bélgica, Dinamarca, Grecia, España, Italia, Luxemburgo, Holanda, Portugal, Francia, Finlandia, Suecia y Alemania, y los cinco invitados, miembros con límites, Irlanda, Reino Unido, Noruega, Islandia y Suiza.


Para festejar la apertura terrestre (los controles en los aeropuertos seguirán hasta el 29 de marzo), los líderes europeos saltan en dos días de país en país por la nueva frontera exterior. Anoche, los ministros de Austria y Hungría volvieron a quedar en el paso de Klingenbach, donde el 27 julio de 1989 sus predecesores de Exteriores cortaron simbólicamente el Telón de Acero y sirvieron de inspiración para otros europeos orientales.


Los eslovenos, que empiezan su Presidencia de turno de la UE el 1 de enero, la primera vez para un país del ex bloque comunista, dirigirán la ceremonia principal en Skofije, el paso cerca de Trieste. Al margen de los fastos oficiales, en Nova Gorica, en una fiesta informal, aunque más realista, la antigua aduana invita a los eslovenos a contar sus experiencias de pasos ilegales para convertir un antiguo puesto de control en un museo del contrabando.


Riesgo de contrabando


Pero, más allá del jolgorio aduanero, el canciller austriaco, Alfred Gusenbauer, reconocía ayer el miedo comunitario por el aumento de tráficos ilegales en zonas más complicadas hacia el Este. La policía alemana también ha advertido del riesgo de un incremento del contrabando, al menos al principio. E Ilkka Laitinen, director general de Frontex, advierte de que la lucha contra la inmigración ilegal será más difícil con menos fronteras interiores.


Del otro extremo, otros se inquietan por el blindaje de los eslovenos o los polacos hacia el exterior. El eurodiputado finlandés liberal Henrik Lax, relator sobre la política de visados de la UE en el Parlamento, advierte que «no se deben crear nuevas barreras en lugar de las antiguas», sobre todo contra artistas o empresarios.


A partir de ahora, también los vecinos del Este tendrán que entenderse mejor entre sí con la abolición de sus separaciones. Lituanos y polacos han mantenido un pequeño debate sobre a qué hora de esta madrugada debían caer las fronteras por la diferencia horaria (Lituania suma una hora más respecto al uso horario de Centroeuropa).


Al final, los dos lados llegaron a un compromiso, anunciado por la aduana polaca: «Nuestros vecinos abrirán su frontera a medianoche de la hora lituana y nosotros procederemos en los siguientes 59 minutos a controles mínimos. No habrá ninguna dificultad para pasar».

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