SAN SEBASTIÁN. DV. Todo comenzó con un concurso fotográfico, el que SOS Racismo organizó semanas antes con el fin de «aportar una reflexión crítica que contribuya a mejorar la situación y la percepción que tenemos de los jóvenes inmigrantes y de la inmigración en general». Ciudadanos de diferentes lugares del mundo hicieron suyo este objetivo y respondieron a la convocatoria de San Sebastián presentando cerca de doscientos trabajos. Una veintena de ellos se muestran al público en la exposición que alberga hasta el próximo día 28 el Centro Cultural Lugaritz del Antiguo. Entre los seleccionados se encuentran los premiados en este certamen, que trata de contribuir a «consolidar una convivencia intercultural en términos de igualdad y participación entre jóvenes autóctonos e inmigrados».

El primer premio se lo llevaba el mexicano Rafael Carlos Gaviria, quien reflejaba a través de una serie de instantáneas el paso de la frontera de su país natal a Estados Unidos por algunos de sus compatriotas. «El protagonista es un joven que intenta, al igual que otra gente, subir a un tren», señala Anaitze Agirre, miembro de SOS Racismo.

‘Camino de colores’ obtenía el segundo puesto en la clasificación final. Su autora, Mercé Cámara, de L’Hospitalet de Llobregat (Barcelona), se decantaba por el contraste de tonalidad de la piel de un pie perteneciente a una persona de raza blanca y otro de un hombre de raza negra. Mohamed Fezzaga, vecino de Hondarribia, se convertía en el tercer galardonado con su propuesta ‘¿Joxe, qué hora es?’. En imagen, un joven musulmán conversa amigablemente con un hombre de avanzada edad que porta una txapela en su cabeza.

A las anteriores se suman otras fotografías no menos significativas, como la titulada ‘Euskaldun berrien begirada’, de Ibai Zurimendi, autor del retrato de un sonriente niño oriental. Andoni Bilbao Polo, otro de los artistas, congela para siempre en ‘Que se cumplan sus sueños’ el modo en que un pequeño de corta edad duerme reclinado sobre el hombro de su madre.

A juicio de Anaitze Agirre, «son fotos bastante positivas», ya que «están basadas en escenas de la vida cotidiana, escenas normales que muestran a niños jugando en el patio de su colegio o disfrazados en Carnaval». Son, en cualquier caso, «pequeñas historias que narran el proceso migratorio de una persona», concluyen desde SOS Racismo.

La vida cotidiana

Ésta no es la primera vez que esta organización pone en marcha un concurso de fotografía como el convocado bajo el lema ‘Los nuevos vecinos: jóvenes e inmigrantes’. Según explica Agirre, la idea surgió hace tres años. «Empezamos con un certamen incluido dentro de nuestra tarea de sensibilización dirigida hacia la población autóctona. Tuvo tanta repercusión que el año pasado repetimos la experiencia con el tema ‘Mujeres e inmigrantes’».

En su última edición, se apuestan por «poner la mirada en el a veces difícil mundo de niños, adolescentes y jóvenes inmigrantes e hijos de inmigrantes». El resultado de esa iniciativa son las fotografías que pueden verse en Lugaritz, pero también en la web www.mugak.eu. «Las imágenes muestran, sobre todo, escenas de normalidad, porque no todos los jóvenes inmigrantes son conflictivos. Antes que inmigrantes, son jóvenes, y antes que nada, son nuestros vecinos».