Asaltan un locutorio de Balsapintada con hachas y una pistola
Cinco encapuchados arrinconaron a varios clientes y se llevaron 300 euros
La Verdad, , 20-12-2007«Tenían un revólver y, cuando vieron que quería subir la escalera disimuladamente para esconderme, me apuntaron y me ordenaron: ‘¿Quieto, abajo! No paraban de gritarle y de amenazar a la gente con que salieran de las cabinas y se estuvieran quietos. Yo pensé: ’Si me tienen que dar un tiro, que me lo den’. Pero como no tocaron a nadie y sólo rompieron una puerta, me quedé tranquilo. Sólo querían asustar. Parecía un cachondeo». Sereno, con mucha autoconfianza y negando que sea un temerario o un ingenuo, Conrado Daniel relataba ayer en un locutorio de Balsapintada (Fuente Álamo) lo ocurrido el martes, cuando cinco encapuchados asaltaron el local y robaron 300 euros.
Mucho más preocupada que el joven Conrado, la dueña del establecimiento, María, contaba otra versión de lo ocurrido, y se consolaba con el abrazo de una vecina. «La chica marroquí que tenemos en el mostrador dice que se armó una tremenda, porque eran hombres grandes, fuertes y con armas. Dice que la gente se puso nerviosa porque sacaron cuchillos, hachas y hasta una pistola». Pudo ser más grave, porque al creer que uno de los clientes, un marroquí, estaba llamando a la Policía, los cacos reventaron de una patada el cristal y la puerta de una cabina y lo sacaron a rastras.
Eran las ocho cuando irrumpieron en el locutorio, un local de dos plantas (situado a cien metros de la carretera que divide el pueblo), con diez cabinas telefónicas, ordenadores con internet y un mostrador donde es continuo el paso de inmigrantes que mandan desde allí dinero a sus países.
«Me dio la sensación de que eran marroquíes, pero los marroquíes [había una decena de clientes, entre ellos también españoles y ecuatorianos] dicen que por el habla eran rumanos. Sólo sé que les dieron dos o tres pitorrás desde un coche, cogieron todo lo que pudieron y salieron corriendo», remató Conrado Daniel su relato. María insistía en su inquietud: «Menos mal que se cruzaron con nadie a la salida. Ha habido suerte de que no le hayan hecho nada a nadie».
Cuando los ladrones huían, un usuario tomó la matrícula de su coche, y les dijo a la Guardia Civil y a la Policía Local de Fuente Álamo que era un Mercedes. Otros testigos, entre ellos Conrado, afirman que era un Ford negro. En un suceso con tantas perspectivas, la Benemérita se afana en aclarar qué ocurrió. Y en cazar a los malos.
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