Pluralismo religioso
El Universo, 18-12-2007En la última contienda electoral, algunos candidatos integristas, camuflados en materia religiosa, asociados en grupúsculos vociferantes y variopintos fueron rechazados por la inmensa mayoría. ¿Por qué razón? Porque el Ecuador reclama cambios profundos y transformaciones reales y no solo maquillajes epidémicos y superficiales.
Haciéndose eco de ese mandato. Alianza País tuvo el acierto de nominar como candidatos a distinguidos ministros religiosos de diferente origen, raza, formación y orientación teológica. Elegidos y por su sindéresis, por su calma, por sus credenciales incuestionables, hoy tenemos a un representante de la Iglesia Anglicana del Ecuador, Icae, Rvdo. Édison Raúl Narváez, otavaleño, vicario de la parroquia de Jesucristo, en Valencia, España. Él representa a los emigrantes ecuatorianos en Europa. También el padre Fernando Vega, mestizo, por la Iglesia Católica Romana, por largos años director de Pastoral Migrante de la Arquidiócesis de Cuenca. Hoy asambleístas por la provincia del Azuay. Finalmente, el pastor Balerio Estacio, negro guayaquileño, ministro cristiano, por la Iglesia Evangélica Pentecostal, representando a la populosa provincia del Guayas.
¿Qué podemos esperar de su compromiso, militancia, trayectoria y vocación de servicio? Simplemente que el texto de la nueva Carta Magna recoja la incólume vigencia del Estado laico. Que la decantada y centenaria separación Iglesia – Estado termine con los intolerables privilegios de una sola secta. Y que se declare al Ecuador como Estado pluriconfesional. Solo así seremos los ecuatorianos verdaderamente iguales ante la ley y el derecho, sin las enojosas discriminaciones por afiliación de credo.
Walter Roberto Crespo,
obispo anglicano, Archidona, Napo
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