Economía

'Kits' made in Madrid

El Mundo, MARIA MARTINEZ, 17-12-2007

Una empresa de San Fernando distribuye cada año más de 150.000 cajas de higiene y ropa para inmigrantes, víctimas de guerras y catástrofes, y personas en exclusión social Pasta dental, cepillo y jabón. Tres elementos básicos de higiene con los que vivimos a diario y cuya necesidad se haría imperiosa en caso de que una catástrofe nos privara de ellos. Estos productos, además de detergente para lavar a mano, desodorante y crema de afeitar y maquinilla en el caso de los hombres y compresas en el de las mujeres, caben en una caja de cartón: la que reciben los inmigrantes que alcanzan a diario las costas españolas. Los kits de supervivencia que los recién llegados cuidan como oro en paño durante sus primeros días, salen de las bodegas de una empresa madrileña ubicada en San Fernando de Henares.


Cartay, con 12 años de experiencia en el negocio, factura más de 150.000 de estos artículos al año. Eso siempre que no haya tenido lugar una gran emergencia humanitaria, circunstancia que puede llegar a doblar su producción. Lo cuenta el consejero delegado de la firma, José Ramón Saiz, que cifra entre 10.000 y 12.000 las cajas que salen mensualmente de sus almacenes para cubrir las necesidades de las organizaciones que se encargan de su distribución.


La compañía ganó en 1999 un concurso de Cruz Roja y, desde entonces, suministra sus productos a la ONG en España, Francia y Reino Unido y, muy pronto, Portugal, además de a Salvamento Marítimo, la Guardia Civil del mar y otros colectivos como Médicos del Mundo, Accem, Farmamundi y Cáritas.


También en los Balcanes


Los Balcanes fueron su bautismo de guerra: elaboraron kits de higiene básica de 30 días para familias de cuatro miembros que habían sido trasladadas a un campo de refugiados. «Hubo que mandar 50.000 en seis semanas», relata Saiz. «Fue un gran esfuerzo logístico, sobre todo porque supuso fletar 40 camiones hasta Zagreb, que consiguieron llegar bien», a pesar de las dificultades de ser una zona en conflicto.


Desde entonces, la gama de estos artículos que han desarrollado «pensando en la ayuda humanitaria y para catástrofes» no ha dejado de crecer. Unos productos que se han convertido en imprescindibles con la masiva llegada de inmigrantes a Canarias y a las costas peninsulares y que cubren tres áreas: textil, aseo personal y complementos para la alimentación.


«Hemos pasado momentos complicados. En el verano de 2006 tuvimos que preparar una gran cantidad de cajas con prendas de tallajes que no estaban previstos, pero se pudo solventar», comenta el responsable. Un chandal, ropa interior, camisetas, calcetines y calzado fabricado según las especificaciones de la empresa es el contenido de los paquetes que los voluntarios entregan «a pie de playa». Y que no faltan en las lanchas para ser ofrecidos de inmediato.


«Durante una época recibíamos a más personas del Magreb y ahora son más subsaharianos los que vienen, que suelen ser más altos», indica Saiz. Por eso, Cartay debió adaptar sus diseños a las nuevas constituciones de los destinatarios de la ayuda, y hoy en día los zapatos más demandados oscilan entre los números 40 y 47.


También existe un apartado para bebés de entre seis meses y dos años que incluye dos bodies, dos pijamas completos, un gorrito, pañales, una toalla, un jabón de glicerina, una esponja, un cepillo de pelo, una crema hidratante y polvos de talco.


Material del que, en la mayoría de los casos, los inmigrantes «no han disfrutado en sus países de origen» y que es susceptible de cambiar en función de las necesidades que las ONG observen y transmitan a la empresa, con una plantilla de 30 empleados.


Canarias, Cádiz, Málaga, Granada y Almería son puntos habituales de entrega, y es que por regla general la firma madrileña se encarga también del transporte hasta el destino. Además, su proximidad al aeropuerto de Torrejón les permite trasladar con rapidez los envíos a los aviones que suele fletar la Agencia Española de Cooperación Internacional en momentos de crisis o catástrofes.


Aunque no han entrado de lleno en el campo de la alimentación, «es muy complicado debido a las diferencias de hábitos de comida entre zonas», sí disponen de «kits con tres raciones básicas para desayuno, almuerzo y cena a base de batidos, latas de conservas, ensaladas y legumbres y postres pasteurizados».

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