Ultramar
Los otros
«En la política de ahora los hechos, y no digamos las pruebas, son menos importantes que las versiones»
Canarias 7, , 15-12-2007Vicente Llorca
Las Palmas de Gran Canaria
Dos periodistas canarios, Nicolás Castellano y José Naranjo, recibieron ayer el Premio Derechos Humanos que concede el Consejo General de la Abogacía de España por el trabajo que han realizado en torno al fenómeno de la inmigración, en el que estas Islas protagonizan un relevante papel y con el que, tristemente, algunos juegan tan alegremente, suponiendo que de esa manera pueden obtener rédito electoral. Por fin, una noticia positiva después de demasiadas tristes, en las que se suman miles de muertos, enfrentamientos entre instituciones, repatriaciones, retenciones, colapsos en centros de acogida, desvíos clandestinos …drama, el más grande drama humanitario vivido por Canarias en su historia.
Coincidiendo con este galardón la coordinadora española de la Red Europea contra el Racismo ha presentado su informe anual en el que, además de dar un tirón de orejas al Gobierno del Estado por considerar que su actitud contra el racismo es deficiente y no prioritaria, de hecho ocupa uno de los últimos lugares en su agenda política, advierte que en España ha empezado a proliferar en los últimos tiempos «un racismo de baja intensidad que amenaza con minar la convivencia dentro de poco». La última encuesta nacional sobre racismo y xenofobia recoge que el 62% de los ciudadanos de este país cree que los inmigrantes que acoge España son excesivos y tan sólo el 53% aceptaría alquilarles un piso. Paralelamente altos dirigentes políticos canarios justifican las deficiencias de no pocos servicios públicos por la avalancha inmigratoria. Que los datos estadísticos desmientan tales afirmaciones poco les importa. En la política de ahora, los hechos, y no digamos las pruebas, son menos importantes que las versiones y de lo que se trata es de hallar para cada problema un culpable antes que una solución. Y esto vale para asuntos inmigratorios, desequilibrios interinsulares, pactos entre partidos o políticas energéticas, que serán denunciados o refrendados según se esté o no en el machito del poder. Así, el equilibrio de ayer hoy es despojo, los socios de antaño ahora son peligrosos dinamiteros y la planificación ideada y avalada en mociones ya no vale.
Al mismo tiempo, sale a la venta un pequeño libro que recoge algunas conferencias pronunciadas por Ryszard Kapuscinski, premio Príncipe de Asturias y uno de los más relevantes periodistas de la historia, en las que desarrolla sus pensamientos y vivencias sobre los otros, esos que, por lo general, hemos definido desde el punto de vista del blanco, ignorando que si nosotros los vemos a ellos diferentes otro tanto pensarán ellos de nosotros.
Les guste o no, «todos vamos en el mismo carro. Todos los habitantes de nuestro planeta somos Otros ante otros Otros: yo ante ellos, ellos ante mi».
Bueno sería, entonces, que aceptásemos que «los Otros proyectan luz sobre mi propia historia», antes que promover sentimientos primarios y primitivos. ¡Qué los hechos y las pruebas se impongan a las versiones! ¡Qué el diálogo, cuya finalidad no ha de ser otra que fomentar la comprensión mutua, se imponga al enfrentamiento que hoy casi todo lo preside y que la memoria se mantenga fresca para evitar manipulaciones torticeras de interesados, porque, para terminar con el grande Kapuscinski: «Al igual que una mala infancia deja huellas en toda la posterior vida de las personas, una mala memoria histórica influye en las ulteriores relaciones entre las sociedades».
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