Sucesos
Acribillado a tiros en la calle
El Mundo, , 15-12-2007Un colombiano de 45 años fue asesinado ayer por la mañana de cuatro tiros en plena vía pública, en el barrio de Carabanchel. Con antecedentes por estafa, la víctima se dedicaba a la venta de coches y no había sido amenazada Un ciudadano colombiano fue ayer fulminado de cuatro disparos a las 11.00 horas en la calle de Algaba de Carabanchel. Decenas de personas fueron testigos o escucharon esta ejecución. La víctima, James Bermúdez Ramírez, de 45 años, recibió tres tiros en el pecho y, el cuarto y último, en la cabeza. Murió en el acto, según Emergencias Madrid. Los autores del crimen fueron dos jóvenes sudamericanos. Ambos se bajaron de un vehículo en una calle cercana, le dispararon y luego huyeron a pie hasta que se subieron al mismo coche.
Con este crimen ya se contabilizan en lo que va de año 51 muertes violentas en la región.
El hombre asesinado vivía en el mismo barrio de Carabanchel desde hace dos años y se dedicaba a la compraventa de coches de segunda mano. Frecuentaba unos billares cercanos donde contactaba con jóvenes clientes que le adquirían los vehículos.
Falsificación
Según sus familiares, no había recibido amenazas de muerte en los últimos meses. James había sido detenido en una ocasión por la Guardia Civil por un presunto delito de falsificación de documentos y estafa, según la Jefatura Superior de Policía.
El caso está siendo investigado por los agentes del grupo V de Homicidios de la Brigada de Policía Judicial. Las pesquisas apuntan a que la policía se enfrenta a un nuevo ajuste de cuentas. Los autores del crimen emplearon una pistola de pequeño calibre que suelen utilizar los sicarios para los ajustes de cuentas. En la calle se recogieron cinco casquillos de bala.
Cerca del lugar del homicidio había una pintada de color rojo que rezaba: «Luego diréis que no os avisamos». El escrito no estaba firmado por nadie.
Los hechos ocurrieron sobre las 11.00 horas. James caminaba sin compañía por la calle de Algaba en dirección a una gestoría de la zona, según contó un familiar. En la confluencia con la calle de Aceuchal dos hombres le cortaron el paso. Ambos iban armados con pistola de pequeño tamaño. Sin mediar palabra, uno de ellos le disparó tres veces en el pecho. El compinche le descerrajó un disparo en la cabeza.
Dos mujeres residentes en la calle donde se produjo el tiroteo mortal de Carabanchel, Aurora y su hermana, aseguraron haber visto a dos personas «correr por la calle para abajo». «Los que corrían eran jóvenes con cara de extranjeros, uno más alto y otro más bajo, ambos con pistolas».
«Hemos oído tres o cuatro disparos en plena calle. Al girar la cabeza he visto al hombre tendido en la acera y como corrían dos personas», relató otra mujer. «Le dispararon a bocajarro, salieron corriendo por la calle y después se subieron a un vehículo que conducía otra persona», explicó otra mujer.
Los facultativos del Samur se encontraron a la víctima con un tiro en la cabeza. «Al efectuar las maniobras de reanimación hemos visto que tenía otros tres disparos en el pecho», señaló el supervisor de guardia del Samur.
Los vecinos señalaron ayer que James Bermúdez estaba casado y tenía un hijo de apenas un año de edad. Su mujer se acercó hasta el lugar de los hechos sobre las 12:30 horas para prestar declaración a los agentes e identificar el cuerpo de su marido, que yacía tendido sobre la acera. «¿Por qué lo han matado, por qué?», chillaba la mujer en plena calle, escoltada por un policía. La mujer no cesaba de llorar. Fue atendida por los psicólogos del Samur.
En el barrio de Carabanchel floreció hace años un mercadillo de venta ilegal de coches que se situó en los alrededores del Estadio Vicente Calderón, según Europa Press. Posteriormente, los vendedores comenzaron a poner sus coches en la avenida de Oporto, donde llegaban a colocar carteles de venta en las ventanas de los vehículos durante seis días, el tiempo máximo de aparcamiento en un mismo sitio permitido por el reglamento municipal.
Según el propietario de un local de venta de coches, en la zona operan varios grupos organizados que se dedican a maquillar coches, es decir, borrar el número de serie del motor y arreglar los coches que han sido utilizados en supuestos alunizajes. «Principalmente son marroquíes y colombianos», apuntó.
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