El precio de un éxito fulgurante
ABC, 14-12-2007Rachida Dati se consolida como la estrella dominante en la galaxia
dorada de las «sarkozitas»: un largo rosario de mujeres jóvenes, guapas e influyentes que han jugado, juegan o pudieran jugar un papel estelar en la vida política y menos política del presidente Nicolas Sarkozy.
A esa galaxia han pertenecido y quizá sigan perteneciendo llamativas periodistas, como Anne Fulda («Le Figaro»), Laurence Ferrari (Canal +), actrices, como Carole Bouquet, políticas de rompe y rasga, como Rama Yade, secretaria de Estado para los derechos del hombre, y la citada ministra de Justicia, entre otras.
Los rumores y la basura distribuida vía internet, difíciles de separar en ocasiones, han atribuido al presidente «relaciones sentimentales» con por lo menos tres de esas cinco señoras, con fundamentos muy aleatorios: una cena, una entrevista, una recepción. En dos ocasiones, las interesadas tardaron menos de una semana en presentar victoriosas querellas judiciales.
El caso de Rachida Dati es muy otro. Hija de familia numerosa y de origen magrebí, de padres inmigrantes pobres (padre albañil, madre consagrada a intentar educar a doce hijos), a los veinte años trabajaba como enfermera, poniendo inyecciones a domicilio, para pagarse sus estudios. Tuvo un matrimonio peor que desafortunado: un matrimonio organizado por sus padres, al que ella puso fin de manera expeditiva. A los 43 años, ministra de Justicia, es, con Rama Yade, uno de los iconos de la nueva Francia multicultural que Sarkozy desea representar.
Su poder, su influencia y su exposición pública, vestida de gran señora, en la portada de «Paris Match», muy lejos de los albañales por donde circula la basura sobre la vida sentimental de Sarkozy, la consagran de manera espectacular y la convierten en un blanco fácil.
Los jueces de izquierda que critican su gran reforma judicial denuncian su aparición en las revistas de moda, vestida por modistos de alta costura. Las «sarkozitas» caídas en desgracia relativa (Rama Yade) la critican por los pasillos del poder. Las mujeres divorciadas (Cecilia Sarkozy) se consideran «traicionadas». Las aspirantes a subirse al carro del poder (las numerosas trepadoras de provincias) le ponen lejanas zancadillas. Olímpica, a su manera, Rachida Dati prosigue su carrera política a paso de carga. La ministra ya sueña con una carrera política propia, que comenzará como candidata a concejala a la alcaldía de París, haciendo campaña con otra «sarkozita» de lujo, Françoise de Panafieu, joven y venerable abuela de quien, hace siglos, corrió el rumor de una debilidad por Daniel Cohn – Bendit.
POR JUAN PEDRO QUIÑONERO
AFP
La ministra Rachida Dati, símbolo del rápido ascenso del entorno de Sarkozy
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