SOCIEDAD
Los obispos temen «brotes de racismo» cuando empeore la situación económica
La Iglesia española se ha ofrecido al Gobierno para acoger a los menores inmigrantes no acompañados
El Correo, 13-12-2007En España «no hay un clima general de xenofobia», si bien hay que permanecer ojo avizor de cara al futuro, por si vienen las ‘vacas flacas’, con etapas de dificultades económicas, para que no prendan eventuales «brotes de racismo». Son palabras del obispo de Sigüenza – Guadalajara y presidente de la Comisión Episcopal de Migraciones, José Sánchez, que ayer compareció en la Casa de la Iglesia para presentar el documento ‘La Iglesia en España y los inmigrantes’, aprobado en la última Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Española (CEE), que se celebró del 19 al 22 de noviembre.
La Iglesia católica, anunció Sánchez, ha mostrado su disposición al Gobierno para acoger en sus congregaciones religiosas a los menores inmigrantes no acompañados, que se concentran principalmente en Canarias. Explicó el obispo que el Ejecutivo les pidió su parecer sobre su disposición y que la Iglesia respondió afirmativamente al acogimiento en concepto «de guarda, no de tutela». «Los inmigrantes, donde primero acuden, es donde ven una torre con un campanario», señaló para demostrar el prestigio y la confianza que atesora la institución.
El documento pastoral se refiere a la emigración como «un fenómeno complejo, tan antiguo como la Humanidad», y nunca «un mal, un peligro o una amenaza». «Puede causar problemas pero también produce bienes y beneficios», subraya. Además, para la Iglesia supone «una oportunidad o una gracia» para la misión de atención a los extranjeros y para el diálogo ecuménico e interreligioso. La tesis de José Sánchez es que los inmigrantes redundarán positivamente en la Iglesia española, ya que la «enriquecerán y rejuvenecerán».
Lucha contra las mafias
De cara a la sociedad, no existe «ningún miedo de que se desnaturalicen nuestra cultura o nuestras tradiciones. No percibo corrientes fuertes de extranjeros organizados para una especie de conquista de nuestro territorio. Mi temor es que se autoexcluyan o que, de cambiar la situación económica, se produzcan brotes de racismo o xenofobia que hasta ahora han sido una excepción», advirtió Sánchez, quien añadió que «los inmigrantes tienen que ser tan personas cuando nos ayudan a cuidar a nuestros ancianos o limpian nuestras calles como cuando se van al paro porque se corta la cuerda por lo más débil».
El documento sostiene que «la Iglesia defiende el derecho a emigrar, lo mismo que el derecho de toda persona a encontrar en su país un nivel de vida digno que le garantice a él y a su familia el derecho a la no emigración». Para el Episcopado, la Iglesia es la ‘casa común’ en la que todos tienen cabida, pero más los últimos, en este caso los inmigrantes, quienes «habrán de ocupar los primeros puestos en la preocupación, el afecto y el servicio».
Los obispos sostienen que la Iglesia debe implicarse en una ayuda cada vez más generosa en los países de origen, así como en «la lucha y denuncia de las mafias que trafican con inmigrantes, especialmente mujeres y niños». También ha de atender a los reclusos extranjeros y velar para «evitar la corrupción, la malversación o el desvío de las ayudas a los países pobres», sin olvidar nunca su misión fundamental de «anunciar, con obras y palabras, el Evangelio de Jesucristo».
¿Son suficientes las medidas existentes?, ¿cómo combatirías la violencia contra las mujeres?, ¿qué propones?
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