Ajustes de cuentas, POR MANUEL ALCÁNTARA
Diario Sur, , 12-12-2007LOS niños, lo que ven. Y en vista de eso cada vez hay más bandas juveniles. En todas partes se están tomando precauciones para combatir estos fenómenos de precocidad delictiva, pero al parecer había que haberlas tomado antes. La última víctima por ahora se ha registrado en Palma de Mallorca, donde se han cargado a un joven guineano que denunció a sus agresores con anterioridad, ya que después de recibir cuatro puñaladas en el pecho no estaba en disposición de hacerlo. El muchacho, de 16 años, buscaba trabajo, se buscó líos con las pandillas juveniles procedentes de otros sitios. Los inmigrantes olvidan con frecuencia que la miseria es una nacionalidad y se agrupan según sus países de procedencia. ¿Qué cuentas tenían que ajustar estos chicos de quince años? Ya sabemos que la edad no hace al tiempo, pero parece pronto para la acumulación de agravios. La adolescencia es una época muy peligrosa, pero ¿por qué iba a ser esa edad una excepción?
Un menor sirve para matar y para morir. También para trabajar. Hay criaturas explotadas que hacen inacabables jornadas laborales en una mina: envidian a los niños – soldados que sólo se dedican a apretar el gatillo y en vez de trabajar bajo tierra se ocupan de que sea ella la que hospede prematuramente a otras personas. El concepto de edad ha variado mucho desde finales del siglo pasado. No digamos en eso que llamamos «la noche de los tiempos», donde todo estaba muy oscuro. Pero la gran carrerilla de los calendarios se ha producido recientemente. Los viejos se resisten a ser ancianos y los niños no esperan a ser jóvenes. A la edad en la que el Emperador Carlos se retira a Yuste – los 57 años, según me han contado – creyendo que ya no está para nada, Gary Cooper se dispone a hacer ‘Sólo ante el peligro’, acabar con aquellos vengativos forajidos y casarse con Grace Kelly, que todavía no conocía a Rainiero.
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