Los inmigrantes van al médico tres veces menos que los ciudadanos de la provincia

Las asistencias sanitarias de Atención Primaria a extranjeros suponen menos de un 1% del total cuando este tipo de población alcanza ya el 3% en la provincia La mayoría de las enfermedades que padecen están relacionadas con la precariedad laboral

Diario Sur, RAÚL ESTÉVEZ, 11-12-2007

A pesar de lo que mucha gente cree, el servicio sanitario no está saturado por culpa de los extranjeros. No es cierto que las consultas y urgencias de la provincia se colapsen por la asistencia de inmigrantes indocumentados, con los que la Seguridad Social no cuenta al no estar incluidos en ningún registro.

Esta idea es una leyenda urbana, que no se sabe de dónde proviene y que se desmonta por sí misma al conocer los datos que maneja el Servicio Andaluz de Salud (SAS). «Las asistencias de Atención Primaria a la población inmigrante representan un porcentaje mínimo de la actividad asistencial del total de Andalucía (inferior al 1 por ciento)», se asegura desde la administración sanitaria andaluza.

Para comprender con mayor precisión lo reacios que parecen ser los extranjeros ante la idea de acudir al médico hay que tener en cuenta que la población inmigrante supone el 3,04 por ciento del total las personas que residen actualmente en la provincia gaditana (36.726 habitantes de 1.206.450), según reflejan los datos oficiales de empadronamiento del Instituto Nacional de Estadística a 1 de enero de 2007.

De este modo, también debería ser en torno a un 3 por ciento el porcentaje del total de asistencias médicas que corresponderían a los inmigrantes. O lo que es mismo, los extranjeros acuden al médico tres veces menos que los gaditanos, lo que provoca que su presencia en los centros de salud de la provincia sea muy poco significativa, a pesar de que el número de pacientes inmigrantes atendidos en las consultas de atención primaria de toda España se ha incrementado casi un 4 por ciento en los últimos cuatro años.

Los principales problemas sanitarios que afectan a los inmigrantes son los relacionados a su precaria situación sociolaboral. «A las enfermedades relacionadas con el trabajo, hay que añadir las psicosomáticas y las que se denominan reactivas y que se derivan del proceso migratorio como son los trastornos depresivos, el insomnio y la ansiedad», explicaba recientemente José Vázquez, coordinador del Grupo de Atención al Inmigrante de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (Semfyc).

Los especialistas aseguran que el perfil del inmigrante medio es el de una personas más sana y joven que la media nacional. Principalmente por su juventud, ya que la edad media de los extranjeros se sitúa en 33 años, mientras que la de los españoles está en 41 años.

El problema estriba en que los inmigrantes suelen residir en viviendas con deficiencias y que trabaje en empleos temporales y en malas condiciones, lo que favorece que sean víctimas de accidentes laborales.

«Estos factores de riesgo convierten a las infecciones respiratorias, problemas gastrointestinales, dolores musculares o heridas por accidentes en los problemas de salud más frecuentes», explica José Vázquez.

Inmigrantes ilegales

Aún más problemas que los extranjeros con tarjeta de residencia e, incluso que los que se encuentran empadronados, padecen aquellos inmigrantes que no se encuentran registrados en ninguna parte.

Son personas que tienen miedo a cualquier contacto con las instituciones españolas por temor a la expulsión, por lo que la falta de documentación y, en la gran mayoría de los casos, de información, les inhibe de acudir al médico a no ser que estén realmente enfermos, lo que provoca además que sea más difícil tratarlos cuando la enfermedad que les aqueja ya está avanzada.

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