Por si alguien tenía alguna duda, los anuncios televisivos de la campaña de Tom Tancredo se esfuerzan en dejar claro que no hay ningún candidato republicano más ferozmente opuesto a la inmigración que él – quizás ni tan siquiera lo haya en todo el Capitolio – . Por ejemplo, en uno de ellos, una voz en off afirma en tono grave: «Madres asesinadas, niños ejecutados, las tácticas de bandas viciosas latinoamericanas ahora en tierra de los EEUU». De fondo, se ve una fotografía con decenas de cadáveres. A continuación, aparece Tancredo ofreciendo una fácil solución a todos estos desastres: deportar a todos los inmigrantes ilegales. Sin embargo, paradójicamente, los orígenes de Tancredo no hunden sus raíces en la historia de EEUU. Sus antepasados no participaron en la Guerra de Independencia, ni en la Conquista del Oeste. Como su nombre indica, es descendiente de inmigrantes italianos. Quizás al pequeño Tom sus abuelos nunca le explicaron que los millones de inmigrantes italianos que llegaron a América a principios del siglo XX sufrieron en sus propias carnes los males del racismo y el prejuicio. Tancredo abandonó la fe de su familia, la católica, para abrazar la evangélica.

Ya de jovencito, Tancredo se interesó por el activismo político, y se identificó con los valores del partido republicano. Mientras era estudiante en la University of Nothern Colorado, fue uno de los militantes republicanos del campus más activo en la defensa de la Guerra de Vietnam. No obstante, cuando al graduarse fue llamado a filas, le entró una súbita y extraña depresión que le permitió librarse de ir al campo de batalla asiático.

Las acusaciones de hipocresía de sus detractores no terminan aquí. Después de ser elegido representante al Congreso por el sexto distrito de Colorado en 1999, Tancredo llegó a introducir una enmienda en la Constitución del estado de Colorado en la que se obliga a los candidatos a la Cámara de Representantes a presentar una declaración en la que manifiestan si se comprometen a no servir más de tres mandatos. El nunca ha presentado dicha declaración. Eso sí, recientemente ha prometido que ésta, su quinta legislatura, será la última.

Las posiciones de Tancredo, propias de la derecha más extrema, le han llevado incluso a ganarse el título de persona non grata» en la Casa Blanca. La razón fueron unas declaraciones en las que aseguraba: «Si la nación sufre otro ataque de terroristas que han burlado las leyes de inmigración, la sangre de los muertos manchará las manos de Bush y el Congreso».