Gadafi: «Denme mil millones y prometo que no exportaré inmigrantes»

ABC, LUIS AYLLÓN ENVIADO ESPECIAL. BELÉN RODRIGO CORRESPONSAL. LISBOA., 09-12-2007

José Luis Rodríguez Zapatero y Muammar Gadafi compartieron ayer la apertura del debate sobre inmigración ilegal en la cumbre UE – África de Lisboa. Pero mientras el jefe del Ejecutivo español apostaba por pasar página y abrir una nueva etapa en las relaciones entre los dos continentes, el líder libio no olvidaba acusar a los europeos por la colonización que hicieron de África y les reclamaba compensaciones.

Como es habitual en él, pese a la moderación de que hace gala desde hace unos años, Gadafi no se anduvo con rodeos, en una intervención que era a puerta cerrada.

«Colonialismo»

Según fuentes europeas, comenzó achacando el problema de la inmigración ilegal a «las conquistas y el colonialismo» y advirtiendo que los africanos no habían viajado a Lisboa para que los europeos les dieran lecciones o para sufrir injerencias en sus asuntos internos.

Dicho lo cual, y tras hablar de «pillaje», propuso un trato que consideró «muy justo»: «O nos devuelven nuestros recursos o nos invitan a sus países». Mientras cifró en 1.000 millones de euros la cantidad de dinero con la que, según él, se podría resolver el problema: «Denme 1.000 millones de euros y les prometo que no exportaré inmigrantes», dijo.

Sin embargo, la UE no está dispuesta en esta cumbre a adquirir nuevos compromisos financieros, más allá de los que, arrastrando los pies, se han ido poniendo en marcha, en parte por la presión de países como España, que son los que sufren las oleadas de inmigrantes africanos.

Diez millones de ilegales

Por su parte, Zapatero, que habló antes de que lo hiciera Gadafi, a quien por cierto saludó y con quien conversó del viaje que el «guía revolucionario» libio va a hacer a España dentro de una semana, vino a la reunión con una propuesta clara: la creación de un pacto euroafricano para combatir la inmigración ilegal.

Zapatero reconoció que la Unión Europea no ha estado a la altura de las circunstancias en sus relaciones con África, entre otras razones porque no ha sabido evitar el drama de la inmigración ilegal que afecta sobre todo a millones de jóvenes africanos. A unos 10 millones, según algunas fuentes, como citó el propio Zapatero, antes de decir que es preciso ser «implacable» con ese tipo de inmigración y de apostar por las medidas para favorecer los flujos migratorios legales.

Ante los dirigentes europoes y los líderes de 52 países africanos, muchos de los cuales son plataforma o lugares de paso de los inmigrantes ilegales, Zapatero no pudo evitar algunas de esas frases grandilocuentes a las que es tan aficionado, como por ejemplo, que «no podemos dejar pasar un día más mirando para otro lado» o que espera que haya «un antes y un después de esta cumbre». Pero al menos, en esta ocasión sus propuestas tenían cierto grado de determinación, ya que no de concreción monetaria.

Los ejes del pacto

El presidente del Gobierno propuso un pacto entre los dos continentes centrado en tres objetivos: la escolarización, la generación de empleo para los jóvenes, y la construcción de infraestructuras que permitan el desarrollo social y económico de los países de África. Además, indicó que ese pacto debería incluir medidas para evitar la fuga de cerebros de África e incentivar los retornos.

Zapatero insistió en que si la UE no ha estado hasta ahora a la altura de las circunstancias, tiene que ser ya el principal aliado de África, y apostó por facilitar los flujos de migración legal, algo que ha puesto en marcha España con algunos países como Senegal.

Precisamente, el presidente de Senegal, Abdoluye Wade, se deshizo en elogios hacia el modelo de cooperación establecido recientemente con el Gobierno del primer ministro español, del que dijo que ha permitido que unos 45.000 senegaleses «trabajen en España sin tener que esconderse».

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