Una donostiarra con voz propia

Diario de noticias de Gipuzkoa, , 07-12-2007

S U nombre es Vineta Iglesiasa. Llegó desde Letonia y adoptó el apellido de su marido donostiarra Borja, al que añadió la A. “En Letonia, la mujer toma el apellido de la pareja y lo declina”, señala. Han pasado tres años y medio desde que pisó Euskadi por vez primera. “Conocí a Borja en Alemania. Los dos éramos estudiantes de Erasmus. Un mes y medio resultó bastante para querer estar juntos. Volvimos a nuestros respectivos países y mantuvimos contacto a través de mail y cartas”, recuerda la joven. El deseo de estar juntos llegó a un límite en el que uno de los dos estaba dispuesto a dejar su país. “Él tenía trabajo, así que me decidí. Metí toda mi vida en una maleta y vine”.

La ayuda de Borja ha sido importante para ella que recuerda que su llegada supuso “un shock”. Apenas hablaba español. “Cuando supe que venía, cuatro meses antes de hacerlo di clases particulares en Riga, pero sirvió de poco. Al llegar, no entendía las palabras más simples”. El mayor obstáculo, sin embargo, lo ha encontrado en los prejuicios. “Culturalmente, a mi juicio, somos parecidos. No existen grandes diferencias, pero para la gente de aquí soy la extranjera, la mujer de Borja. En Letonia me sentía valorada, sin tener que demostrar nada por ser de otro país. Dejar toda tu vida atrás es duro. Él lo tiene todo aquí, yo no”. La música le ha ayudado a sentirse donostiarra. Pero su sentimiento está dividido, lo que se concreta en el día a día: “Sigo manteniendo el horario de la cena de Riga, allí es la comida más importante del día”, reconoce. Vineta Iglesiasa vuelve a Letonia a menudo. “Lo he hecho alrededor de tres veces al año. Ahora viajo menos, porque Borja y yo queremos ir a otros países y tenemos que aprovechar los días de vacaciones”. Existe un vuelo desde Barcelona a Riga y desde Bilbao y Biarritz se puede ir, haciendo escala en Londres.

coros

Una vida ligada a la música

La próxima vez que Vineta viaje a Riga espera hacerlo junto a integrantes de los tres coros que dirige. La joven compagina la dirección de Nagusilan, Gure Bizitza y el coro de la Escuela para Adultos con la enseñanza de piano y canto en la academia Musical 72. “Me gustaría preparar un viaje para que puedan asistir a un festival de canto coral. No es fácil, pero quizás pueda organizarlo”. A juicio de Vineta, la preparación musical es mejor en Letonia. “En Euskadi existe una demanda importante, pero no hay oferta para ella”.

Recientemente, la joven participó en el encuentro de coros de mayores que se desarrolló en el teatro Victoria Eugenia. “Cantamos una canción letona y un tema que compuse”. En este sentido, Vineta echa de menos un mayor número de partituras en otro idioma que no sea euskera. “Son piezas bonitas, pero también las hay en otros idiomas y no puedo lograr partituras”. En este sentido, la joven se lamenta de la pobreza de documentación que existe. “En Musikene tienen algún libro de partituras”.

El resto del tiempo lo emplea en sus clases de español y demostrando su buen hacer, acompañada al piano por Alex, en bodas, bautizos y otras ceremonias.

“También he cantado en funerales, a pesar de que nunca me he ofrecido para ello. Trabajo con personas mayores y me han pedido que cantara en el funeral de familiares”. Parte del repertorio se puede oír en la dirección personales.ya.com/cantoceremonias/. “La gente quiere oír lo mismo en este tipo de actos, pero no tengo problema en interpretar una pieza concreta si alguien me lo pide”.

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