«El 'efecto salida' está dejando a la sociedad de Marruecos sin jóvenes»
Apuesta por tratar a los menores inmigrantes que llegan a la península como «sujetos con historias e ilusiones» y no como «objetos desnaturalizados y problemáticos»
Diario Vasco, , 01-12-2007Conoce de cerca la realidad de los menores inmigrantes que atraviesan la península. Amina Bargach (Marruecos 1945), psiquiatra experta en migraciones, es muy crítica con el tratamiento «alarmista y poco humano» que los medios de comunicación hacen de la inmigración. Ayer participó en el congreso sobre Infancia y Adolescencia en Donostia.
– ¿Por qué los menores marroquíes abandonan su país?
– Las familias tienen carencias de tipo crónico de todas las herramientas que serían necesarias para que el eje parental haga su función de preservar los derechos del menor. Es decir, el derecho de vivir dignamente en su país, de ser protegido y de proteger lo propio. Como el eje parental no se hace cargo por todas estas carencias de contexto, se produce una inversión en las funciones y el menor sale del país para ayudar a su familia y que se restablezca el orden. Existe una degradación en el nivel de vida de la gente y no sólo por la falta de dinero. Hay carencias en materia de desarrollo, de democracia. Las familias, desesperadas y cada vez más empobrecidas, no pueden responder a las necesidades de los menores y estos pasan a tener un proyecto migratorio como líderes de las propias familias.
– ¿Vienen en busca de trabajo?
– No sólo de trabajo. Vienen en busca de democracia y libertades. Una de las cosas que produce mucha rabia y rencor en los jóvenes de Marruecos es que prematuramente saben que no pueden ir a Europa a explorar el mundo como haría otro joven. Un europeo puede soñar con ir de verano a Francia a un camping, pero la gente del Sur sabe que la gente del primer mundo viene a destruir su ecosistema. El hecho de saberse privados de eso les produce mucha rabia y limita su mundo de fantasía y de soñar. Se convierte en una rabia en la que el objeto del deseo se hace más intenso. No hay que reducir la inmigración al problema económico, también está la dignidad y el poder soñar.
– Aquí llegan sobre todo menores varones…
– Pero cada vez hay más niñas, aunque la emigración de ellas pasa un poco desapercibida e invisible. Pronto vendrán más, como les gusta que digamos a los medios de comunicación, que a menudo tratan el fenómeno de la inmigración de forma alarmista y poco humana. Pero es un asunto dramático. Personalmente creo que estas jóvenes son las mejores de Marruecos, son emprendedoras, supervivientes…
– Pero son niñas…
– El país se está vaciando de gente joven, aunque yo no soy quién para decir que no se vayan. Lo que reivindico es una vida mejor. Cuando se encuentran mal en Marruecos, ven que Europa es una alternativa y se preparan para venir porque creen que en su país no hay futuro. En algunos casos, su familia se sacrifica para darles dinero para que emigren. Llegan a España con la obsesión de regularizar su situación, trabajar y mandar dinero. No hay efecto llamada. En Marruecos lo que tenemos es efecto salida.
– ¿Saben que aquí se les va a tratar como menores?
– Saben que Europa tiene unas leyes que aplica como el derecho del menor. Aquí el menor es el rey y lo saben. Conocen que en España hay sistemas sociales más desarrollados. A mi me sorprende lo que saben. Ya desde Marruecos algunos hablan de ir al País Vasco.
– ¿En Marruecos se hace algo para que se queden?
– El verdadero problema está en la democracia tanto en los países árabes como en Europa, que deben democratizar sus democracias. Necesitan ventilarse y nosotros necesitamos una verdadera democracia que llegue hasta dentro de las relaciones intrafamiliares y comunitarias para que los menores se sientan orgullosos de su pertenencia a Marruecos. Si el joven marroquí se siente digno de su país, de su familia, de su escuela, no saldrá o se irá por la puerta grande y en condiciones mejores. Nosotros necesitamos a la gente joven.
– Usted pide que se ayude aquí a estos menores, ¿de qué manera?
– Hay que cambiar la visión que se tiene del menor y tratarle como sujeto y no como objeto desnaturalizado y problemático. Cuando se le trata como sujeto se le mira como portador de historias, de deseos, de ilusiones, de pasado, de presente y futuro.
– ¿Vienen con la idea de regresar?
– De momento vienen con la idea de quedarse, ganar dinero y poder ir y volver.
– ¿Aquí hay menores acogidos a los que se relaciona con consumos de droga y delincuencia?
– En un centro donde hay muchos menores juntos es algo que puede darse. Lo que ocurre es que sólo se habla de las malas experiencias y no de las buenas. ¿Es que en el País Vasco no hay toxicómanos, no hay violencia escolar, no hay maltrato de mujeres? No es algo específico de la nacionalidad.
– ¿Algunos de los que vienen son jóvenes de la calle en Marruecos?
– Hay de todo. Pero algunos niños viven allí en contexto de riesgo social. Son menores del interior de Marruecos que viajan hasta los puertos con la esperanza de pasar escondidos en un barco. Algunos cruzan, los cogen y los devuelven a Tánger. La Policía los suelta y no tienen dinero para volver a su pueblo, ni centros de acogida. Tienen la rabia de haber fracasado en su intento de salida y sufren una degradación porque empeora su situación.
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