LA OPINION
Catalanes en el campo, inmigrantes en la grada
El Mundo, , 01-12-2007«Si el Barça es más que un club, nosotros somos una causa». La frase es de uno de los personajes que siempre aparecían en el entreverado paisaje de las familias del Español, con ñ. La causa no era otra que el antibarcelonismo, la lucha contra todo lo que el club azulgrana representaba. No emanaba del anticatalanismo, sino de un catalanismo complaciente con la dictadura, de un segmento que había colocado a muchos empresarios al frente del Español. En la nómina están Juan Vilá Reyes, hasta el ostracismo al que lo condenó el caso Matesa; el tabaquero Manuel Meler; el patriarca José Manuel Lara o Francesc Perelló, procedente de la industria textil, que se ufanaba en privado de haber entrado por la Diagonal con los nacionales.
Ese Español feneció con Sarrià, cuyo terreno había adquirido Perelló y vendieron los descendientes de Lara para salvar el patrimonio familiar invertido y el futuro del club. El fútbol, de hecho, le gustaba al desaparecido Fernando, no a José Manuel. La diáspora que supuso el traslado a Montjuïc provocó una situación de orfandad en el club, despersonalizó algo a la sociedad, que pasó de Español a Espanyol, pero también abrió nuevos horizontes.
La grada aisló a las Brigadas Blanquiazules, el público joven mostró más animosidad para subir a la fría montaña y el palco dejó de ser un refugio de inspectores. Cada proyecto deportivo bien diseñado, antes con Camacho, ahora con Valverde, ha demostrado que existe una masa de seguidores dispuesta a tener en el Espanyol una alternativa.
El futuro está, pues, diseñado sobre dos ejes: la política de cantera en lo deportivo y de captación de inmigrantes en lo social. El Espanyol puede beneficiarse de las dificultades del futbolista catalán para progresar en el Barça, debido a sus grandes inversiones en estrellas extranjeras. Tamudo o Capdevila, salidos de su cantera, ya están en la selección, además de Luis García o Riera, que han encontrado un club a su medida.
El traslado a un estadio propio, en Cornellà, le va a permitir radicarse en una zona con una gran bolsa de habitantes, a los que puede ofrecer una oferta para ver fútbol de Primera a buen precio. Pueblos habitados en su mayoría por los inmigrantes de ayer y hoy, que convirtieron al Real Madrid en el segundo club de Cataluña. Aunque esa situación sea difícil de invertir, ahí tiene el Espanyol un porvenir de verdad, no una causa.
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