EL DRAMA DE LA INMIGRACION / Saturación en las islas
Canarias gestiona el traslado de 90 menores inmigrantes
El Mundo, , 28-11-2007El Ejecutivo regional envía a 20 jóvenes a Salamanca tras el acuerdo con una ONG Un millar de menores extranjeros aguarda en los centros de acogida de Canarias un nuevo porvenir. Los jóvenes agradecen a Alá haber llegado al archipiélago, la única vía de escape posible para encontrar un trabajo, lejos de la miseria que viven en el continente africano. La capacidad de acogida de las islas, estipulada en 300 plazas, según el acuerdo alcanzado entre el Gobierno del Estado y el Ejecutivo regional, «no se cumple y la situación es insostenible». De esta forma califica la consejera de Bienestar Social, Inés Rojas, la saturación que sufren los cinco centros de acogida de emergencia que el Gobierno autónomo tiene distribuidos entre Gran Canaria y Tenerife. Además de estos dispositivos, el archipiélago cuenta con 20 centros más en las siete islas, que son gestionados por los Cabildos insulares.
Canarias acusa al Gobierno de Rodríguez Zapatero de «lavarse las manos» ante la saturación de los centros de acogida para los menores extranjeros, que han llegado a las islas a bordo de cayucos y pateras. Esta razón, según explicó ayer Inés Rojas, ha llevado al Ejecutivo autónomo a gestionar en solitario el traslado a la Península de estos niños. Ayer llegó a Salamanca el primer grupo, compuesto por 20 muchachos. Hoy partirán otros 20 y así hasta alcanzar la cifra de 90, que son los menores que acogerá la Fundación Armentero en la ciudad castellanoleonesa.
Según la consejera de Bienestar Social de Canarias, durante los últimos meses «se ha venido realizando reiterados y continuos esfuerzos» para intentar que el Gobierno de España cumpla con el compromiso adquirido en septiembre de 2006 de dejar sólo 300 menores extranjeros en la red de recursos del archipiélago, ya que «con esta cifra sí podemos desarrollar programas dirigidos a facilitar la formación y la integración de estos niños en las islas, y no con los casi 1.000 con los que contamos en la actualidad».
Ante el silencio del Estado, Rojas se ha visto obligada a emprender negociaciones directas con distintas ONG instaladas en la Península para la derivación de menores a sus centros. El Gobierno canario se encarga del transporte de los menores y de su manutención hasta que cumplan la mayoría de edad, ya que aunque son trasladados a otras comunidades autónomas es Canarias la que tiene la tutela de estos niños. Cada niño le cuesta al Gobierno canario en torno a 80 euros diarios.
La consejera pidió ayer al ministro Jesús Caldera, «que se aclare» después de que el titular de la cartera de Asuntos Sociales haya exigido al Ejecutivo regional explicaciones sobre el traslado de menores a la Península. En este sentido, subrayó que no entiende que el Gobierno del Estado pida explicaciones por dichos traslados, «cuando Canarias tiene la tutela de estos menores y hace con ellos lo que cree más conveniente».
«Si Caldera llamara ahora mismo, nos quedan todavía 700», dijo en alusión a los menores extranjeros de más acogidos en Canarias. El Ejecutivo regional mantiene negociaciones con otras ONG, en distintas comunidades autónomas, para continuar con las derivaciones de menores. «Estamos hablando con todas las ONG de la Península y allí donde tengan cabida estos niños y puedan desarrollarse de forma digna, allí los enviaremos sin distinción de colores políticos», asegura Rojas.
HICHAM TOURAB (17 años
«Quiero ser un gran cocinero»
Hicham Tourab, un chico marroquí de 17 años, vive en Canarias desde hace año y medio. La patera que le sirvió de transporte a las islas salió de cabo Bojador, con 14 personas más.
Su hermano trabaja como jardinero en Fuerteventura. «He seguido sus mismos pasos. Ambos queremos ayudar a nuestros padres y buscar un futuro mejor, ya que en nuestro país no tenemos posibilidades. Quiero ser un gran cocinero y me estoy preparando muy bien». En pocos meses, Hicham cumplirá la mayoría de edad y «ya hay un hotel interesado en contratarle», comenta Gabriel Orihuela, el director del centro de acogida de Arinaga, donde Hicham vive desde que llegó a Canarias.
«No tenemos miedo a la travesía. Siempre será mejor lo que nos vamos a encontrar que lo que tenemos. Es cuestión de suerte y todos los que estamos aquí hemos tenido buena suerte, gracias a Alá», insiste. «Podemos jugar al fútbol, tenemos ordenadores, nos enseñan una profesión, aprendemos español, comemos, dormimos sobre camas… ¡Qué más podemos pedir!», exclama Hicham con entusiasmo.
«En mi país, la mayoría de los muchachos quiere venir a España porque aquí tienen lo que necesitan. Es una aventura que podemos hacer si tenemos dinero para el viaje», añade.
YASSIN RABEH (15 años)
«He venido a buscar trabajo»
Yassin Rabeh es un muchacho saharaui de 15 años. Hace dos años y medio que llegó a bordo de una patera al puerto de Arinaga. Tiene siete hermanos más, uno de los cuales trabaja en Canarias en la Construcción. «Mi hermano me pagó el viaje, creo que fueron unos 1.000 euros. Subí a la patera con 19 personas más y en 24 horas llegué a España. Si tienes miedo, puede pasarte algo; así que mi pensamiento fue positivo y no pasó nada», afirma con desparpajo.
Como el resto, Yassin vino con el único objetivo de encontrar trabajo. Sin embargo se llevó una sorpresa cuando en el centro de acogida le pusieron a estudiar. «Cuando llegas a España te das cuenta de que no puedes trabajar de inmediato. Nosotros queremos mandar dinero a nuestra familia, pero la realidad es distinta. En mi caso, ni mi padre ni mi madre trabajan y ellos viven de lo que les envía mi hermano mayor», comenta.
Yassin se prepara como electricista y espera con ansiedad su mayoría de edad para contar con su primer sueldo. «Estamos muy bien acogidos» señala. «Tenemos una paga semanal y aprendemos muchas cosas. También respetan nuestras tradiciones y podemos rezar a lo largo del día, escuchar música árabe y salir del centro para divertirnos».
YACOUBA CAMARA (17años)
Le amputaron un dedo del pie tras la travesía
Yacouba Cámara tiene 17 años y llegó hace siete meses a Gran Canaria a bordo de un cayuco que partió de Mauritania. «Zarpamos un total de 60 personas. Viajamos durante nueve días en el barco. Algunos murieron en el trayecto y sus cuerpos los tiramos al mar», cuenta de manera pausada y con la mirada esquiva. «Mi cuerpo estuvo mojado durante todo el trayecto y me dolía todo», dice sin ganas de continuar con su relato.
A Yacouba le fue amputado un dedo del pie nada más llegar a tierra, ya que sufría el llamado síndrome del pie de trinchera, una afección muy dolorosa que se presenta cuando las extremidades han estado mojadas mucho tiempo. Durante un mes estuvo en el Hospital Insular de Gran Canaria.
Este muchacho, originario de Mali, tiene tres hermanos y sus padres se dedican a la agricultura. «Gracias a Alá estoy vivo. Mientras estaba en el mar, pensaba en mi familia y el trabajo que podía encontrar», recuerda esbozando una tímida sonrisa.
En el centro de acogida de Arinaga (Gran Canarias) recibe formación en Mantenimiento de Edificios. Semanalmente percibe 15 euros, como el resto de sus compañeros y una tarjeta telefónica con cinco euros, gracias a la cual mantiene contacto con sus padres.
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