Los clientes solicitan prostitutas más jóvenes y sexo sin condón

Una oenegé encuesta a 400 hombres en clubs y lugares de prostitución callejera "Algunos llevan la falda de la hija para que la chica se la ponga", dice una responsable

El Periodico, , 27-11-2007

ANTONIO BAQUERO
BARCELONA

Chicas más jóvenes y sexo sin precaución. Eso es lo que, actualmente, demandan muchos de los hombres que consumen prostitución, según la Asociación para la Prevención, Reinserción y Atención de la Mujer Prostituida (APRAMP), una oenegé que hace 26 años que atiende a personas prostituidas o en riesgo de serlo. Esta organización, que hace al año 400 cuestionarios a clientes del sexo de pago, alerta de que el perfil de estos individuos ha cambiado y de que las conductas de riesgo se han disparado.
En 1996, cuando APRAMP realizó la primera encuesta a clientes, el perfil que resultó fue el de un hombre con una media de 40 años, que buscaba en el sexo de pago experiencias que no obtenía con su esposa o pareja y que era consciente del riesgo de contraer enfermedades de transmisión sexual si no se tomaban determinadas precauciones.
“Esto ha cambiado radicalmente,” sentencia una responsable de la asociación. Los datos del estudio de esta oenegé dibujan el siguiente retrato robot del cliente actual: es un hombre mucho más joven, con una media de edad de 30 años; poco informado y, lo que es peor, poco interesado en conocer el riesgo de contraer y de transmitir infecciones de transmisión sexual; busca prostitutas jóvenes y se siente atraído por el look adolescente, casi infantil; consume alcohol y drogas cuando está con las mujeres prostituidas, a las que incita a consumir; pide sexo sin precaución y está dispuesto a pagar más para no usar preservativo.

DE 18 A 25 AÑOS
Ese cambio en el tipo de cliente tiene efectos en las prostitutas, cuyo perfil también ha variado. Ahora, la inmensa mayoría son extranjeras que están en situación de explotación sexual por parte de una red de trata de blancas. “Las mafias saben lo que quiere el cliente, así que cada vez traen a chicas más jóvenes para que se prostituyan”, explica la responsable de APRAMP, que destaca que “la edad media de las chicas que se prostituyen está bajando peligrosamente, sobre todo en la calle, donde está entre los 18 y los 25 años”.
Los clientes ya no buscan el aspecto de mujer fatal y demandan un look más preadolescente, casi infantilizado. “Hay chicas que nos cuentan que hay clientes que les llevan las faldas de sus hijas y que les piden que se las pongan durante la relación; otros les piden que se pongan coletas”, señala la misma fuente.

REBROTE DE LA SÍFILIS
La creciente demanda de sexo sin precaución ha aumentado el riesgo de contagio de enfermedades de transmisión sexual. “Son cada vez más lo hombres que piden hacerlo sin condón y que están dispuestos a pagar por ello. Muchas mujeres prostituidas intentan aprender a poner el condón con la boca sin que el cliente se de cuenta para hacer la felación sin riesgo de contagiarse”, dice la responsable.
La asociación ha constatado que ese aumento de prácticas sin medidas de precaución ha hecho rebrotar enfermedades de transmisión sexual como la sífilis y la gonorrea, que en los 90 habían decrecido. Ade-
más, ha aumentado considerablemente el número de personas, sobre todo extranjeros, que contrae el sida en relaciones sexuales de riesgo.
Asimismo, cada vez son más los clientes que quieren consumir drogas y alcohol durante su relación con la prostituta. “Imagina que una chica tiene unas 15 relaciones al día y que en una decena le piden que beba o que se tome una raya. ¿Cómo acaba esa persona esa noche? ¿Cómo queda si eso es un día tras otro?”, se preguntan desde APRAMP.
El colectivo de mujeres prostituidas está integrado, en su mayoría, por chicas originarias de Rumanía, Nigeria y Ecuador. No obstante, la asistencia mediante unidad móvil que da esta oenegé tanto en los clubs como en los lugares de prostitución les ha permitido constatar un llegada creciente de chicas brasileñas y paraguayas.

DOMINACIÓN Y ABUSO
Para las responsables de APRAMP, este tipo de comportamientos de los clientes demuestran que “lo que buscan estos hombres no es sexo, es otra cosa, es dominación, es abuso”. “Muchas de esas actitudes son síntomas de enfermedades y transtornos, y por eso exigimos que se intervenga sobre los clientes, porque muchos de ellos pueden estar necesitando atención psicológica”, añaden.

Texto en la fuente original
(Puede haber caducado)