Todo indica que el próximo año la economía española crecerá levemente por encima del 3%, un porcentaje muy respetable que ha de alejar de nosotros cualquier pesimismo; sin embargo, se moderará la creación de empleo, por lo que las previsiones en este sentido anuncian una elevación de la tasa de paro. Así, la fundación Funcas, dependiente de las cajas de ahorros, sitúa la tasa de desempleo para 2008 medida en términos de Encuesta de Población Activa (EPA) en el 8,6%, cuatro décimas por encima del nivel con el que se cerrará este año. Las previsiones de Funcas coinciden, básicamente, con las que publicó hace unas semanas la Comisión Europea.

Esta evidencia, nada dramática, suscita sin embargo una reflexión al hilo de una necesidad evidente: hay que controlar mejor los flujos inmigratorios futuros para que no se acumule una población flotante de baja cualificación y sin integrar, que, por añadidura, no tenga expectativas de insertarse en el mercado laboral.

Sería, en fin, absurdo que nos creáramos por dejadez un problema social cuando todo indica que tenemos ocasión de reequilibrar nuestra situación económica en términos más modestos pero sin problemas acuciantes.