Fracaso escolar

El autor compara experiencias docentes de EE UU con algún colegio de aquí de alta presencia extranjera. En todo caso, la educación precisa más inversión

Diario de Navarra, JAVIER TEJADA PALACIOS, 23-11-2007

H ACE unas semanas el Diario de Navarra publicó los resultados de un estudio sobre el fracaso escolar en España. Las conclusiones de dicho estudio eran clarísimas: el sistema actual no es el mejor, la sociedad no está suficientemente concienciada de la magnitud del problema y las familias deben flexibilizar mucho más los horarios extraescolares de los alumnos, amén de que quizás haya también que introducir mejoras en la formación del profesorado, de los dirigentes escolares y responsables políticos.
El Informe Pisa que se presentará en breve parece que tampoco nos va a dejar en buen lugar.

La lectura de ese artículo me cogió en Castejón y aproveché para comentar con los responsables del colegio Dos de Mayo los datos de sus registros de matrícula para este curso académico. De los 388 alumnos que poseen, el 41% pertenece a 16 diferentes minorías entre las que destacan los marroquíes, con 88 alumnos; los colombianos, con 15; y los gitanos, con 26. O sea que el colegio Dos de Mayo de Castejón no tiene nada que envidiar, en este aspecto, a las muchas escuelas públicas de, por ejemplo, New York. He aprovechado un viaje relámpago a New York para leer sobre las nuevas políticas que el Ayuntamiento de dicha ciudad quiere introducir para cambiar el continuo declive de la calidad de sus escuelas y el tremendo fracaso escolar que exhiben desde hace décadas.

Lo primero que me impresionó del dossier que me leí fue la estrecha colaboración que se ha sellado entre la acción pública y la privada para dotar de más fondos a las propuestas de cambio. Los grandes mecenas americanos del siglo XXI se han comprometido a colaborar con el Ayuntamiento de New York para innovar en: a) la forma de dirigir las escuelas y distribuir los escolares en las diferentes escuelas, b) mejorar los métodos de enseñanza, c) dotar de más autonomía a las escuelas en la elaboración de los programas en función de la diversidad de formación de sus escolares y del perfil que quieren que tengan todos sus estudiantes al acabar en la escuela y d) dotar de valor a la participación de los padres en los problemas de sus hijos en la escuela. A la vez se han instaurado cursos de formación de profesores y sobre todo de directores de escuelas. También me impresionó, pero menos, porque es el estilo americano, que los nuevos planes se basarán también en la competición entre escuelas. En el caso que las escuelas pilotos elegidas para llevar adelante los nuevos proyectos fracasen en un período de tiempo de pocos años, se cerrarán o se trocearán además de lanzar al vacío a sus directores elegidos única y exclusivamente para dirigir el centro. Se trata de rentabilizar en términos de, fundamentalmente, mejor manejo del lenguaje hablado y escrito y más conocimiento de las matemáticas y de cultura general el incremento en las inversiones directas e indirectas.

Durante los muchos años de fracaso escolar en los EE UU, los jóvenes americanos de clases bajas y fundamentalmente los de algunas de sus minorías, no llegaban a la Universidad, por lo que éstas se han nutrido de estudiantes europeos y asiáticos. El ahorro de la Administración Americana durante todos estos años ha sido muy grande y además han ganado tiempo para idear nuevos métodos y pensar en soluciones. La realidad es que durante todos esos años se han llevado a muchos buenos estudiantes europeos y orientales sin haber pagado nada por su formación preuniversitaria. Pero es que incluso sus universidades están llenas de doctorandos extranjeros con lo que hasta se han ahorrado la formación universitaria de un gran porcentaje de sus estudiantes de doctorado. Y ya para rizar el rizo, en el caso español los becarios que enviamos los pagamos nosotros, así que hasta ahora todo les ha ido a pedir de boca. Además imponían sus valores a los jóvenes que formaban, que tras años volvían americanizados.

Los años de fracaso escolar coincidieron también con los años de cambio de valores en la sociedad americana. Los nuevos valores maximizaban el efecto de un buen salario conseguido con el menor esfuerzo intelectual posible. Eso hizo que los estudios que involucraban fundamentalmente las Matemáticas, Física e Ingenierías se quedaran huérfanos de americanos de pura cepa y fueran invadidos por las minorías, sobre todo orientales, y extranjeros, fundamentalmente europeos y asiáticos.

Me resisto a pensar que en España estemos en la situación que estaban en New York hace años, pero estamos mucho peor que en Europa, y la inversión en educación escolar es bastante inferior en cifras relativas y números absolutos. España se tiene que plantear de forma seria y urgente en mejorar sus niveles educativos e intentar que todas sus minorías sigan el paso de los de casa, pues se podría dar la paradoja que además de tener jóvenes emigrantes no formados necesitáramos de profesionales extranjeros ya formados.

Así pues, más inversión sí, más exigencia a todo el colectivo, escolares, profesores y directores también, pero que las Administraciones Públicas sepan poner las alfombras para que el cambio que ha de producirse, a tenor de sus dimensiones, se haga sin ruido con suavidad y con la complicidad del mecenazgo empresarial para poder llegar más lejos.

Javier Tejada Palacios es físico y premio Príncipe de Viana de la Cultura

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