Un estudio pionero sobre el uso que los inmigrantes hacen del sistema sanitario en Vizcaya ha dinamitado el tópico de que este colectivo ‘abusa’ de los servicios médicos mucho más que la población autóctona. Mientras estos últimos acuden a las consultas una media de cuatro o cinco veces al año, la población extranjera afincada en el territorio reduce sus visitas a una o dos. «La frecuencia es mucho menor, estos datos nos ayudan a zanjar estereotipos», señala Elena Rodríguez, catedrática de Salud Sanitaria de la UPV y una de las autoras de la investigación, en la que han colaborado Médicos del Mundo y el Observatorio Vasco de Inmigración.

Según la experta, la menor afluencia de pacientes procedentes de otros países se explica «por su rechazo a perder días de trabajo y también por su concepto de la salud, muy diferente al nuestro explica. Para los inmigrantes, el sistema sanitario es de carácter curativo, es decir, que sólo se va al médico cuando uno está enfermo. A diferencia de la población autóctona, no lo ven como una herramienta preventiva, para hacerse controles rutinarios de colesterol, tensión ».

Además de estas consideraciones «culturales», hay trabas administrativas que son un obstáculo a la hora de que los inmigrantes asistan a las consultas. De hecho, el informe destaca que las dificultades para acceder a la tarjeta sanitaria son un freno para los pacientes. Este problema se agudiza, sobre todo, en el caso de los subsaharianos, que son los que más problemas tienen para comprar o alquilar una vivienda y empadronarse, requisito indispensable para obtener la tarjeta. «Por eso son el colectivo que más recurre a Urgencias, donde saben que siempre les van a atender y que no les hacen demasiadas preguntas».

«Utilizan sus médicos»

En el estudio también se pone de relieve que los magrebíes, por su parte, son los que más uso hacen de los servicios de atención primaria, «quizá porque en sus países los sistemas son más parecidos al nuestro y están menos desorientados». Sin embargo, la comunidad china tiene costumbres diametralmente opuestas. Según datos aportados por el centro de salud de Bombero Etxaniz que presta servicio al distrito de Abando, donde se concentra el 80% de los chinos que viven en Bilbao, apenas van al médico. Sólo acuden las mujeres para hacer seguimiento del embarazo. De hecho, son los inmigrantes que menos se prodigan en centros de salud y hospitales. «Utilizan sus propios médicos», detalla Rodríguez.

De los datos recogidos en el informe se desprende que el colectivo inmigrante con peor salud es el de las mujeres latinoamericanas, aunque, en general, las personas que se asientan en Vizcaya «son gente joven y sana, que no va a colapsar el sistema».