Confianza medida en dosis

El Periodico, MAX JIMÉNEZ BOTÍAS, 12-11-2007

Para La Caixa se trata de ofrecer oportunidades “de desarrollo a las economías más débiles”. Y para los más débiles es la oportunidad de salir adelante dignamente. Pero en ambos casos es una cuestión de confianza. En pequeñas dosis, eso sí. Pues finalmente estamos hablando de microcréditos. El importe es limitado, entre 15.000 y 25.000 euros, que se conceden a pequeños proyectos empresariales – – casi habría que decir vitales – – de los que se benefician dos o tres personas, si la empresa da para tanto.
La primera entidad financiera catalana ha decidido bancarizar el respaldo financiero a los proyectos socioempresariales que hasta hace poco apoyaba solo desde la obra social. Según Juan María Nin, director general de La Caixa, la intención es “facilitar que los ciudadanos puedan desarrollar proyectos, promoviendo la autonomía y la iniciativa de las personas”.
Micro Bank es la sociedad que ya ha concedido más de 1.000 microcréditos. Según la media del mes de octubre, cada día formaliza 40 operaciones de crédito para proyectos sociales.

UN LOCUTORIO EN CATARROJA
CLAUDIA XIMENA OREJUELA
Colombia.
32 años.
11 años en España.

Su prima le traspasó un locutorio en Catarroja (Valencia). La Caixa le prestó 24.000 euros, que era el total de la inversión. El préstamo lo constituyó en junio del 2007 y comenzó a regentar el negocio en julio. “Lo tenía en mente desde hacía mucho tiempo y, al final, me decidí a hacerlo”.
Claudia llegó a España hace 11 años, tiene tres hijas – – de 14, 13 y 7 años – – y hasta ahora había realizado diferentes trabajos. El último para la división de limpieza de la empresa Eulem. “El locutorio es el primero que se creó en Catarroja hace ya seis años. Tenemos una clientela muy fiel. En ese sentido, me fue bien que fuera un traspaso. Podemos competir con los otros cuatro locutorios que hay en la población”.
Catarroja tiene una elevada población inmigrada. Marroquís y argelinos figuran entre sus principales clientes, pero también la inmigración suramericana engorda su clientela. Telefonía, internet y envío de dinero son las actividades de local. Claudia espera que no sea el único. “Mi idea es abrir otro cuando tenga la oportunidad”.

COMIDAPIDA EN EL RAVAL
HUSEYN BIKIN
Británico.
33 años.
Cuatro años en España.

Nació en Gran Bretaña, de padres turcos que salieron adelante con diferentes negocios de restauración. Huseyn se trasladó a España hace cuatro años. “Quería probar una nueva experiencia”, dice. Durante este tiempo ha trabajado en varias compañías mientras, de paso, se familiarizaba con el idioma.
Con su socio, que vino de Alemania y es también de ascendencia turca, decidió montar un restaurante de comida rápida döner kebab. “Conseguimos un excelente local en la Rambla del Raval. Eso nos ha ayudado mucho”, explica.
La inversión necesaria era de 165.000 euros y aunque en principio esperaba conseguir la mitad de la financiación de La Caixa, la entidad le prestó 25.000 euros. “Hubo un poco de burocracia”, recuerda. La Caixa le remitió a Barcelona Activa, el vivero de empresas del Ayuntamiento de Barcelona, en el que tuvo que presentar un plan de negocio. Es necesario que una entidad social respalde el proyecto. Finalmente, el plan fue aprobado y La Caixa concedió el crédito al 9% de interés. No es el único que tiene. Su socio consiguió otro préstamo para la maquinaria. “El negocio va bien. Podemos devolver el dinero y seguir tirando”, comenta Bikin.

CONSULTORÍA SOLAR
MAGÍN RODRÍGUEZ TURÓN
Español.
28 años.
Ingeniero técnico.

Magín decidió convertir su proyecto de final de carrera en un negocio. Es ingeniero técnico industrial y soñaba con montar una asesoría técnica de energía solar y instalaciones eléctricas y fotovoltaicas. Se llama Ingeniería Esol y está ubicada en Barberà del Vallès. No es casualidad, pues el ayuntamiento de la localidad exigía que el negocio estuviera radicado en la población para aceptar su candidatura a un concurso de emprendedores.
Magín consiguió el segundo premio, dotado con 3.000 euros. “Con ese dinero pudimos constituir una sociedad limitada. Es el mínimo exigido para inscribirla”, dice Rodríguez. También se requiere un mínimo de tres socios. En el proyecto le acompaña Diego Domínguez y un tercer accionista financiero que no trabaja con ellos.
Con la iniciativa ya madura, La Caixa les concedió un crédito de 18.000 euros. “Era lo mínimo que necesitábamos para ponerlo en marcha. El interés es del 7%, pero no tuvimos que poner ningún aval que no fuera el propio negocio”, explica. “Tenemos un plan a tres años para alcanzar beneficios, pero si las cosas van como hasta ahora, llegarán antes”, dice.

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