LA VENTANA | JUAN GRACIA ARMENDÁRIZ
Extraño
Diario de Navarra, , 11-11-2007HAY lugares que pertenecen a eso que de manera un poco enfática denominamos «nuestra tierra», pero que al cabo del tiempo se tornan extraños, y ante el cambio cabe preguntarse quién se ha transformado, si uno o el entorno.
Ahora no es difícil viajar en un vagón del metro de Madrid y comprobar que el resto de los pasajeros forman parte de las levas de la inmigración: parlanchines magrebíes, negros atildados, músicos rumanos, afanosos hispanoamericanos, pétreos orientales y eslavos con el rostro manchado de escayola forman mayoría absoluta en ciertas líneas del suburbano. Uno se acostumbra a ser un exótico en la Puerta del Sol, fundido en el espectáculo del ADN y su inagotable combinatoria. Otros cambios no invitan a la unión sino a la hostil beatería identitaria, como los niños que trazan en el suelo una imaginaria línea divisoria para preservar sus juguetes de manos extrañas.
Un ejemplo de este extremo está en Berriozar, un municipio que está muy cerca, pero que se nos antoja muy lejos, trastocado por los principios del nacionalismo vasco, cuya esencia excluyente se alimenta de dos activos: el falso victimismo y la hostilidad manifiesta hacia todo desafecto al régimen, ingredientes que, si la ocasión lo exige, se edulcoran apelando al bien común, falacia por la cual colocar la bandera española en el Consistorio de Berriozar se considera «una falta de responsabilidad ante la convivencia de los vecinos» (sic), según dijo su alcalde, Xavier Lasa, haciendo suyo el mismo argumento que Herri Batasuna utilizó en 2002 para conminar a Odón Elorza a no izar la bandera española en el Ayuntamiento de San Sebastián porque ese acto «acarrea tensión».
Como el niño que blandiendo un martillo solicita a sus papás que no le obliguen a comer el potito so pena de ser víctimas de su irritación, NaBai y ANV, con apoyo de IU en el papel de cenicienta, confirman la lógica nacionalista. Nada extraño, en realidad.
j.gracia@diariodenavarra.es
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