El primero de la fila
El Día, , 11-11-2007El pasado mes se cumplieron dos años de la llegada del primer cayuco a Tenerife. El 22 de octubre de 2005 arribó el primero, con 31 subsaharianos a bordo, concretamente a una cala situada entre El Médano y Los Abrigos, en Granadilla, llamando la atención de los campistas que lo vieron llegar a la costa.
El sábado 22 de octubre de 2005 llegó el primer cayuco a Tenerife con 31 subsaharianos a bordo, concretamente a una cala situada entre El Médano y Los Abrigos, en el municipio de Granadilla, llamando la atención de los campistas que lo vieron llegar a la costa.
Se trataba de la primera embarcación vista con capacidad para una treintena de personas y era muy distinta de las conocidas pateras, de apenas cinco metros, que llevaban años llegando a las Islas procedentes de Marruecos.
Esta barcaza alargada, de 12 metros de eslora y casco de doble capa de fibra resultó extraña a los tinerfeños, que en ese momento no sabían que estaban contemplando el primer cayuco de una fila interminable, que enlazaba la costa canaria con la africana subsahariana.
Además, entre los 31 de esa expedición llegó una mujer, también subsahariana, otra de las novedades del fenómeno en Tenerife.
A falta de ningún sistema de vigilancia en Tenerife, este cayuco llegó por sus propios medios a la playa. Fueron los ocupantes de las casetas de El Confital los que avisaron al Servicio de Urgencias Canario (SUC) y a la Policía Local de Granadilla, quienes se personaron con rapidez en el lugar y atendieron a los africanos, que ya habían desembarcado, tal y como se recoge en la edición de EL DÍA del 23 de octubre de 2005. Los llegados en esa embarcación clandestina procedían de Nigeria, Liberia y Guinea Conakry.
El Servicio de Información de la Guardia Civil reconoció que ese tipo de barcaza, con motor intraborda, era semejante a las utilizadas para las tareas de pesca en las costas subsaharianas. Según las investigaciones, podría haber realizado varias escalas en distintos puertos de la costa noroccidental africana, una de las cuales pudo haber sido en Marruecos, a juzgar por una bolsa de supermercado encontrada en el cayuco, con una bandera marroquí y letras en francés y árabe. Con el paso de los meses se pudo saber que en el desierto marroquí se concentraban grandes grupos de subsaharianos en espera de subir a embarcaciones que les acercaran a Canarias.
Estos inmigrantes llegaron con varias piezas de ropa superpuestas, para soportar el frío de las largas travesías y, quizás, aleccionados por los organizadores del negocio, que les aconsejaban llevar encima varios pantalones y varias camisetas, por si llegaban sin ser detectados por las fuerzas de seguridad y poder huir, dejando abandonada las prendas mojadas.
Precisamente, el peso de la ropa ha sido la causa de que murieran algunos en los naufragios, ante la imposibilidad de lograr flotar.
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