REGINA COVARRUBIAS, MEXICANA AFINCADA EN ESPAÑA

«Los inmigrantes son presa fácil para las religiones»

Durante años de búsqueda espiritual, Regina recorrió diversos credos que «trataron de controlar» su vida

El Correo, 10-11-2007

Regina Covarrubias descubrió que los sacerdotes no se diferencian demasiado del resto de los mortales. Según cuenta, la desagradable conversación con un cura inquisitivo en el ejercicio del sacramento de la confesión supuso el primer paso de un progresivo alejamiento de la Iglesia católica, a la que había pertenecido desde siempre. En su México natal, la educación es laica y no se imparte una formación religiosa en los colegios públicos, pero, aún mediados los años setenta, la jerarquía mantenía un notable ascendiente sobre la población creyente. «Se les besaba la mano», señala. «Pero yo empecé a pensar que no eran las personas especiales que yo siempre había pensado».

Cuando llegó a España, casada con un compatriota ateo, empezó a frecuentar los templos a hurtadillas. «El no quería que fuera», recuerda desde Santurtzi, donde vive. A partir de entonces, sus crisis matrimoniales provocaban, generalmente, la búsqueda de una respuesta religiosa y alivio personal. Sin embargo, aquella decepción inicial la llevó a desligarse de las creencias infantiles y provocó un recorrido incesante por otras manifestaciones de fe. Así se acercó a la iglesia mormona, conoció la doctrina de los Testigos de Jehová y también compartió reuniones con los evangelistas.

En todos los casos se sintió defraudada en sus expectativas. «Todas eran muy legalistas», asegura. Las luchas internas y la habitual relación de fe y política la desalentaron. «En alguna, también pretendían controlar tu vida». Prudente, en todas sus incursiones mantuvo cierta distancia para evitar implicarse demasiado. «No tomaba parte activa, iba a aprender, pero reconozco que, a veces, alejarte no era fácil».

Paralelamente, Regina comenzó a desarrolló una labor militante en el campo de la inmigración. Junto a otras compañeras, fundó hace siete años Mujeres del Mundo, una asociación que reúne a personas de muy diverso origen y que, desde el respeto a la diferencia cultural, promueve un espacio común donde también es posible compartir habilidades, testimonios y experiencias. También en el plano religioso, aunque las musulmanes se muestran reacias a esa puesta en común. «Se niegan a hablar del tema cuando las invitamos», indica. «No quieren referirse a sus prácticas religiosas ni tampoco explayarse en cuestiones de su vida personal».

Comida por obediencia

Sí supo de otros inmigrantes latinoamericanos que habían contactado con varias iglesias. «Muchas se nutren de inmigrantes porque son vulnerables», explica. En su opinión, las carencias materiales, la falta de vivienda y recursos materiales, incluso de trabajo, los impulsa a acercarse a los diversos credos. «Ocurre con la Iglesia católica, que ayuda económicamente, pero también con otras evangélicas, por ejemplo, que dan comida».

Y es que, a juicio de Covarrubias, la necesidad se vuelve virtud. «No se trata de una cuestión de fe, de una búsqueda espiritual. Aquí cada uno se arrima al árbol que mejor cobija». En contrapartida, algunas congregaciones requieren determinadas prestaciones. «Unas te exigen colaboración y otras tratan de atraparte e, incluso, apartarte de tu ambiente y los tuyos. Luego, quieren que no razones, que no pienses, que sigas fielmente sus postulados». Ella señala a las sectas como las grandes beneficiadas de la vulnerabilidad de los recién llegados y, especialmente, a las mujeres como víctimas más propicias. «La gente está muy sola y ansía formar parte de un grupo, son presa fácil porque están muy falta de apoyo».

A pesar de los desengaños, Regina sigue buscando respuestas para sus preocupaciones espirituales. La última estación en ese peregrinaje la ha llevado hasta la fe Bahai, credo monoteísta surgida en el seno del islam. «Las reuniones son en casas particulares y sus miembros te dejan pensar, no exigen que te apartes de tus creencias», valora.

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