«Aquí no cabemos más»

ABC, 09-11-2007

POR L. PARDO/E. VILLAREJO

FOTO: PAU BELLIDO

CASTELLÓN. De 200 a 20.000 empadronados en la capital de la Plana y 60.000 en toda la provincia. Así ha crecido la ciudadanía rumana en los últimos cinco años en Castellón. La mayoría de los que viven en la capital provienen de Tergoviste. La pujanza económica y las noticias de quienes vuelven a su país de origen han generado que Castellón sea la provincia con mayor concentración de población rumana de España.

El aumento vertiginoso de este colectivo ha encendido también la luz de alarma entre la propia comunidad rumana. Desde la Asociación de Inmigrantes de Países del Este se insiste en que el proceso migratorio debe ser canalizado desde la legalidad. «Hace años que vivimos sobre un polvorín que puede estallar en cualquier momento. Somos muchos inmigrantes en una ciudad tan pequeña y muchos no tienen sus problemas resueltos como la documentación, sin trabajo, durmiendo bajo los puentes…».

Daniel Ionescu, de Bucarest, trabaja en la construcción y mientras apura el café matutino, reflexiona: «Aunque quisiéramos, aquí ya no cabemos más».

Clases de rumano

En Castellón se editan tres periódicos rumanos, Tara Mea, Xpress y Ziarul Nostru, ediciones que han cumplido un año de existencia. El Journal National, una de las principales cabeceras de ámbito nacional de Rumanía, abrirá una delegación en la capital de La Plana.

Aunque en la Escuela Oficial de Idiomas todavía no se ha aprobado esta línea, los castellonenses tienen una importante oferta de clases de rumano. La Cámara de Comercio ofrece cursos rápidos especializados en el lenguaje de los negocios; al Centro Cívico Rumano acuden periodistas, funcionarios, maestros y empresarios. Y es que en la calle, en los supermercados, en los bares, se escucha más la lengua rumana que castellano o valenciano.

La situación se extiende a las aulas. Elena, una maestra interina ha decidido aprender rumano porque en la clase de 30 niños, tan sólo cinco son españoles. Castellón es una «Pequeña Rumanía», donde puedes consumir libros de la biblioteca rumana del Centro Cívico, comprar las últimas publicaciones o discos de Rumanía en una librería especializada, degustar los dulces de Transilvania en sus tres pastelerías o comprar los típicos «micht» frescos en más de 15 tiendas de alimentación rumanas.

Además de los bares que ofrecen la comida típica de la Dacia, Castellón concentra más de 100 negocios de ropa, importación de vinos y otras productos que regentan empresarios rumanos con empleados incluso españoles a su cargo.

Pero el mestizaje está en todas direcciones. En los menús de centros que prodigan las excelencias del turismo de Castellón aparecen como aperitivo algo tan típico de Rumania como el «sarmale». Es la influencia de los cocineros de aquel país. Quién sabe si algún día la paella valenciana aparecerá en el menú turístico con la visita al castillo de Drácula.

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