"Tengo claro que no volveré a Rumanía"
Diario de noticias de Gipuzkoa, 09-11-2007donostia. “Queremos una casa y queremos un trabajo, pero no podemos tener una casa y no nos dan trabajo”. Son palabras de uno de los ciudadanos rumanos que habitan desde hace varias semanas en el antiguo instituto de Formación Profesional de Martutene. Con ropa sucia, cuerpo cansado y cara mal afeitada, este inmigrante sin papeles lamenta las condiciones a las que, dice, se ven obligados a enfrentarse cada día tanto él como numerosos compatriotas.
En su caso son ya siete los años de residencia en Donostia, siempre en busca de algún techo que compartir con decenas de familias. “No tenemos otra cosa”, confiesa con los escasos vocablos castellanos que logra colar entre sus frases. Haciendo uso de gestos y esforzándose por darse a comprender, comenta la situación que se vive en este viejo edificio desde una de sus puertas de entrada.
“Los vecinos nos quieren echar, pero no tenemos donde ir”, señala. Lo hace mientras deja claro que, en ningún caso, la alternativa pasa por volver a su país. “No, eso seguro que no”. Explica, en ese sentido, que tampoco dispone de una vivienda en Rumanía y que aún debe seguir buscando un futuro para los suyos.
La situación personal de este ciudadano es extensible a la de muchos otros rumanos que han llegado a éste y otros rincones de la Unión Europea. Muchos recogen plásticos y metales de la basura y los venden a peso en las chatarrerías. Algunos conviven con sus hijos, pero no todos. “Tenemos tres hijos y los tres están en Rumanía”, comenta un matrimonio que habita también en el mismo edificio. Con amabilidad, ofrece con su mano la oportunidad de conocer por dentro el estado del mismo. Salas derruidas, pasillos con restos de basura, sillas amontonadas…
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