Sed, hambre, frío y otros 52 muertos

ABC, 07-11-2007

POR ERENA CALVO

LAS PALMAS. Más de cuatrocientos inmigrantes de origen magrebí y subsahariano han alcanzado las costas canarias desde el sábado en una nueva oleada de embarcaciones clandestinas. De estos cuatro centenares, 134 lo consiguieron en las últimas 24 horas a bordo de dos cayucos y tres pateras; entre estos cinco grupos viajaban al menos una veintena de menores y cinco mujeres, que consiguieron tocar tierra sanos y salvos.

Los que no lo podrán contar son los 52 subsaharianos muertos en los últimos días durante su trayecto a las islas, confirmaron fuentes de Cruz Roja, que asistieron en Nuadibú (Mauritania) a los 101 supervivientes de otro cayuco de la muerte. Habían partido el 16 de octubre de Ziguinchor, capital de la región senegalesa de Casamance, al sur del país, y llevaban cerca de una semana a la deriva en el Atlántico.

«Los vivos fueron tirando por la borda a los muertos, hasta 49 personas, cuando empezaron a fallecer por el frío, el hambre y la sed». Pronto se quedaron sin víveres, sin motor y sin patrón, muerto como muchos otros de sus ocupantes, la mayoría senegaleses, pero también de Gambia, Conakry, Bissau y Malí. «El capitán de la piragua murió cuando intentaba arreglar el motor», apuntan fuentes informadas. El cayuco entró en el puerto de Nuadibú el lunes por la noche después de que fuera interceptado por la armada mauritana en La Güera (en la frontera del Sahara y Mauritania). En esta zona se había reforzado la vigilancia durante las pasadas semanas después de que se advirtiese un repunte de la salida de cayucos desde la antigua colonia española. Los dos que alcanzaron ayer las costas canarias habían partido de allí, según informaciones de las autoridades mauritanas. «Desde sus playas se reabre la ruta atlántica de los cayucos, las corrientes norecuatoriales y los vientos alisios hacen de ese lugar un punto neurálgico en la salida de embarcaciones clandestinas» en esta época.

A principios de 2006, la casi totalidad de cayucos partía de esa zona, pero la presencia de la Guardia Civil y el patrullaje mixto con la gendarmería mauritana frenó el tráfico de piraguas, que vuelve a incrementarse ahora con el fuerte control que se ejerce en las costas senegalesas.

Gracias al incremento de la vigilancia en la zona, fue interceptado el cayuco y rescatados sus 101 supervivientes. De ellos, han muerto otros tres en las últimas horas en el hospital de Nuadibú y siete permanecen internados, relata a ABC el delegado de Cruz Roja en Mauritania, Pedro Florido. Los supervivientes están traumatizados y desorientados, describe: «Los que se encontraban en buen estado de salud han sido internados en un centro y están descansando, no recabaremos más datos hasta mañana (por hoy)». Desde Cruz Roja se les ha proporcionado «asistencia sanitaria, alimentos, ropa y móviles para que puedan contactar con sus familias». Los supervivientes serán ahora identificados por las autoridades mauritanas y repatriados a sus países de origen.

Con los 49 desaparecidos y los tres muertos de este último cayuco, ya son unos 350 los inmigrantes que se tiene constancia que han fallecido en 2007 en su intento por alcanzar las costas canarias, según la Guardia Civil, aunque las organizaciones humanitarias aseguran que son muchos más los engullidos por el océano.

Mejor suerte corrieron los 134 indocumentados interceptados ayer a su llegada al Archipiélago, aunque pudieron ser más, al encontrarse vacía una patera en las costas de Telde, en Gran Canaria. De otra de las pateras, esta vez encontrada en Lanzarote, sólo se detuvo a ocho personas: una mujer y siete menores de edad, todos magrebíes. Otros 55 subsaharianos llegaron a Tenerife y un grupo de 61, con cuatro mujeres, a El Hierro.

Texto en la fuente original
(Puede haber caducado)