Cincuenta inmigrantes mueren de sed tras dos semanas a la deriva rumbo a Canarias

El motor del cayuco, en el que iban 150 subsaharianos, se averió en el trayecto

Diario de Navarra, MELCHOR SÁIZ-PARDO. COLPISA. MADRID., 07-11-2007

Al menos 50 de los más de 150 inmigrantes que intentaban ganar las costas canarias murieron de sed, hambre y frío tras dos semanas a la deriva y después de que el motor de su cayuco se averiara. Un destacamento del Ejército de Tierra mauritano localizó el lunes la barcaza a escasos metros de la costa con 102 supervivientes a bordo, aunque dos de los inmigrantes fallecieron a las pocas horas, ya en tierra.
Según la versión facilitada por las autoridades mauritanas a las patrulleras de la Guardia Civil incluidas en el operativo Frontex, los supervivientes aseguraron que partieron el 16 de octubre de un punto al sur de Senegal. La inmensa mayoría de los inmigrantes eran senegaleses, aunque Mauritania cree que, entre las personas que llegaron con vida a tierra, también puede haber ciudadanos de Guinea, Mali, Costa de Marfil y Gambia.

Seis o siete días después de zarpar, y tras superar el cabo D"Arguin, que marcaba la mitad de la travesía hacia las Islas Canarias, el único motor de la embarcación se averió en medio del océano y el cayuco quedó a la deriva, al parecer ya en aguas de soberanía marroquí.

Sin agua dulce ni alimentos suficientes, bajo un terrible frío nocturno y el sol casi ecuatorial, los inmigrantes fueron sucumbiendo uno a uno durante los 14 días que estuvieron sin motor frente al Sáhara Occidental. Sus compañeros arrojaron por la borda los cadáveres de los fallecidos para evitar infecciones.

La tragedia hubiera sido aún mayor, si el viento y las mareas hubieran conducido al cayuco océano adentro. Sin embargo, el mar llevó a la barcaza hacia el sur, siempre cerca del litoral saharaui, hasta que el cayuco se topó de bruces el lunes con Cabo Blanco. Allí, un destacamento mauritano que patrullaba la frontera con el Sáhara Occidental avistó la embarcación y dio aviso a los equipos de rescate.

Según la Guardia Civil, 102 personas fueron encontradas aún con vida en el cayuco, aunque uno de los inmigrantes falleció en el traslado al hospital de la ciudad mauritana de Noabidú, y otro de los subsaharianos pereció ya en el centro médico.

Otras siete personas se encuentran en estado muy grave, aquejadas de deshidratación extrema y parálisis muscular. El resto del pasaje se encuentra en relativas buenas condiciones en un centro de detención, a la espera de su repatriación a sus países de origen antes del viernes.

La tragedia conocida ayer es casi idéntica a la vivida por los ocupantes de otro cayuco localizado el 24 de octubre en aguas de Cabo Verde por el pesquero gallego Tiburón III. En la barca había un único superviviente y siete cadáveres. Un total de 56 de los 57 ocupantes de la barca murieron deshidratados tras 20 días a la deriva, después de que un error del patrón hiciera que la embarcación se quedara sin gasolina en medio del Atlántico.

Nueva tragedia en el Atlántico

Como en esta ocasión, uno a uno los jóvenes africanos fueron muriendo de sed y quemados literalmente por el sol casi ecuatorial. Según iban falleciendo, sus compañeros iban tirando los cuerpos por la borda. El patrón pudo ver cómo los viajeros fallecían porque a él, dado que era el único que tenía conocimientos náuticos, le habían reservado las últimas raciones de agua.

Durante la última semana a la deriva – según el superviviente – , fallecieron los últimos siete inmigrantes. Sin embargo, ni siquiera el patrón, muy débil, tuvo ya fuerzas para tirar los cuerpos por la borda. Los últimos cadáveres quedaron sobre la borda descomponiéndose al sol.

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