Migración y seguridad pública
La Prensa Gráfica, , 01-11-2007El tema tiene muchas variantes y puede ser visto desde muchos ángulos. En todo caso, mi objetivo es plantearle los hechos para que usted decida. ¿Qué le parece más idiota, la propuesta de Spitzer o la diatriba de Dobbs?
Hace más o menos un mes, el gobernador del estado de Nueva York, Eliot Spitzer, anunció que por razones de seguridad pública permitiría que el millón de trabajadores indocumentados que ahí viven pudieran solicitar una licencia de automovilista.
Furioso ante el anuncio de Spitzer, el presentador de noticias de CNN Lou Dobbs, cuya fobia antiinmigrante no parece tener límite, emprendió una feroz campaña diaria contra la propuesta del gobernador que se volvió personal cuando olvidándose de las formas le llamó &8220;idiota&8221;, así, con todas sus letras, mientras le invitaba a debatir en su programa.
De la oficina del gobernador salió un terso comunicado declinando la invitación, por considerar que Dobbs &8220;ha demostrado con toda claridad que no está interesado en un debate serio&8221;. Una respuesta más que razonable dado el carácter bélico del conductor.
El tema, sin embargo, no es la insolencia de alguien que se vale de mensajes xenofóbicos, proteccionistas, antiinmigrantes , contra los países de América Latina para afirmar su patriotismo ramplón.
Lo que hay que discutir es la solidez de los argumentos que Spitzer ha presentado al asegurarle a los neoyorquinos que negarles la licencia de conducir a los indocumentados es un acto que atenta contra la seguridad pública.
Su primera consideración es que en el estado de NY hay más de 1 millón de personas que no pueden sacar una licencia para conducir porque están ilegalmente en el país, pero que a diario manejan de sus casas a sus trabajos y de regreso.
Lo segundo es que ni el gobierno federal tiene la capacidad necesaria para deportarlos ni ellos se van a ir voluntariamente. Lo más probable, si acaso, es que el número de indocumentados seguirá aumentando conforme aumenta la demanda por sus servicios laborales.
Ante esta situación real, lo que Spitzer plantea es: ¿Qué deben hacer las autoridades? ¿Discutir si está bien o mal que estén aquí? O ¿deberían pensar que el verdadero problema para la ciudadanía es que las autoridades son quienes impiden que 1 millón de personas saquen las licencias de conducir que les obligarán a aprender el reglamento de tránsito; a pasar una prueba de conducción y un examen escrito y a sacar un seguro contra accidentes?
Pero eso no es todo. Considerando que en este momento las autoridades nada saben del millón de indocumentados que transitan por calles y carreteras de Nueva York, ¿no sería más prudente en términos de seguridad pública fotografiarlos, saber dónde viven y qué hacen?
Esta semana Spitzer anunció que además de continuar con su plan para permitir la licencia de conducción para indocumentados, Nueva York adoptará la recomendación del gobierno federal para emitir otra licencia de conducir que pueda ser usada como tarjeta de identidad y un tercer tipo de licencia que podría ser usada para cruzar la frontera con Canadá.
Aunque la propuesta de Spitzer es novedosa por la forma de encarar el asunto, según la Librería del Congreso, al 13 de septiembre de 2005, en 24 estados de la Unión Americana no se exigía prueba de residencia legal al solicitar una licencia de conducir.
Algunos grupos defensores de los inmigrantes y de los derechos civiles han criticado al gobernador de NY tanto por su aceptación de la licencia con fines de identificación como por proponer una licencia a los indocumentados que, dicen, serviría para localizarlos más fácilmente.
En California, el senador Gil Cedillo, quien ha sido el abogado de esta causa desde hace ya varios años, ha elaborado un proyecto de ley semejante a la propuesta de Spitzer pero más sencilla. Propone que se emita una licencia con los requerimientos de identidad federales y otra que solo serviría para conducir y podría ser de otro color.
La virtud de la propuesta de Cedillo es que optar por la segunda no denuncia el estatus migratorio del solicitante. Un ciudadano con una identificación válida, p. e. un pasaporte, podría optar por esta aunque no sirva como identificación. El tema, como se puede apreciar, tiene muchas variantes y puede ser visto desde muchos ángulos. En todo caso, mi objetivo es plantearle los hechos para que usted decida. ¿Qué le parece más idiota, la propuesta de Spitzer o la diatriba de Dobbs? Yo no tengo duda.
Lo que me parece inadmisible es que CNN permita que un obsesionado como Dobbs participe en coberturas que demandan periodistas ecuánimes, objetivos, no partisanos como son por ejemplo las elecciones. Lo que CNN debería hacer es confinar a Dobbs a que siga haciendo su programa &8220;La hora del chovinismo&8221;, porque con eso nos ayuda a todos a distinguir entre la razón y la sinrazón.
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