El diálogo intercultural marca el inicio de los Cursos de Otoño en Tetuán
Cerca de 200 alumnos participan en los dos seminarios que se desarrollan en la Universidad Abdelmalek Essaadi José Chamizo analizó el «estado de salud» de los derechos humanos en el Estrecho durante la sesión inaugural
Diario Sur, , 30-10-2007Autoridades, representantes universitarios y cerca de 200 alumnos se dieron cita ayer en la Universidad Abdelmalek Essaadi de Tetuán de Marruecos para participar en los seminarios de los Cursos de Otoño de la Universidad de Cádiz en Algeciras en la sede tetuaní. El encuentro consolidó así su vocación internacional, ya que es el segundo año consecutivo en el que el ciclo de conferencias cruza el Estrecho para unir a estudiantes y ponentes de ambas orillas.
La delegada de Universidad, Inmaculada Nieto, fue la encargada de abrir la sesión inaugural, acompañada de los responsables universitarios marroquíes. «Entendimiento mutuo, conviencia y aprendizaje» fueron los términos empleados por Nieto para invitar a los asistentes a «sentar las bases para que puedan hacer las cosas un poco mejor de lo que lo han hecho sus predecesores».
Un país ajeno
La socióloga Nathale Hadj fue la primera conferenciante del seminario’Puentes sobre el Estrecho: Líneas de Cooperación entre Andalucía y Marruecos’, coordinado por el escritor y periodista Juan José Téllez, quien destacó «la dificultad de vivir a 11 millas del supuesto paraíso europeo y no querer cruzar».
La ponente, hija de española y argelino, analizó las claves de la cuestión de la segunda generación de inmigrantes sobre el planteamiento de hasta cuándo se considera que una persona es inmigrante. El concepto se refiere aquellos nacidos en un país de hijos de inmigrantes. La socióloga tomó Francia como punto de referencia de su exposición porque, según explicó, en España aún no hay perspectiva suficiente.
«No lograba entender cómo puedes ser inmigrante en el país en el que has nacido», señaló. Una de las trabas que encuentran los inmigrantes de segunda generación es la idea de retorno anclada en sus familias, «que les recuerdan continuamente que no olviden sus raíces y que casi consideran un delito de lesa majestad que digan ‘yo soy francés’.
A ello se suma, dijo Hadj, el conflicto creado cuando cada uno de los progenitores es de una nacionalidad diferente, puesto que el joven debe elegir a cuál y en qué medida adaptarse. «Hay que hacer un trueque entre las identidades posibles porque es imposible seguir adelante con las dos», recomendó.
Para la ponente, la carrera de obstáculos comienza en el colegio, donde el inmigrante que no demuestra un interés especial suele quedar relegado a un segundo plano. Por otro lado, a menudo se encuentran con el hándicap añadido de vivir en los suburbios de las ciudades, alejados de los núcleos de población sociales y culturales. «Hay que luchar», concluyó, «porque el que se va sabe muy bien de donde viene, pero el hijo no.
Contra la asimilación
«El ser humano es pleno en sus derechos y dignidades, con independencia de que se tenga o no documentación». Así comenzó su conferencia del Defensor del Pueblo Andaluz, José Chamizo, que comenzó su intervención con una correlación entre las necesidades artificiales creadas por la globalización y el proceso de deshumanización que, en su opinión, se produce en la sociedad actual.
Para Chamizo es preciso alejarse de las posturas egoístas y reconocer los valores positivos que aportan los fenómenos migratorios. «Si no fuese por la mano de obra inmigrante», aseveró, «Andalucía no habría alcanzado el desarrollo económico que tiene ahora».
El Defensor del Pueblo andaluz se mostró especialmente crítico con la clase política, a la que acusó de dejarse llevar por la opinión pública sobre la inmigración a la hora de actuar en una dirección o en otra.
Asimismo, denunció el uso de la palabra «integración» entendida como un proceso de asimilación de la cultura del país receptor en detrimento de la procedente del país de origen.
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