"A los que morían, los tiraba al mar"
Un pesquero español encontró en la tarde del miércoles un cayuco con siete cadáveres y un único superviviente de los más de 50 subsaharianos que iniciaron el viaje. "La situación era dantesca", relata el patrón aún conmocionado.
Deia, , 26-10-2007lA situación fue dantesca, encontramos una persona que levantaba un poco la mano entre cadáveres. Hemos hecho lo que hemos podido…" Eduardo Pérez, patrón del Tiburón III aún seguía sin recuperarse de la impresión horas después de que, junto a su tripulación, se encontrara un cayuco repleto de muertos y con un único superviviente. El cayuco iba a la deriva a 300 millas de Senegal y al oeste de Cabo Blanco (Mauritania). Con ocho cuerpos. Uno con vida. Del resto, del medio centenar de subsaharianos que partió, no se sabe nada. O sí. Que “los iba arrojando al mar según iban falleciendo”. Es el escaso relato del superviviente, contado a su vez por el patrón del Tiburón III. “Se encontraban a la deriva desde hace veinte días”, apunta Eduardo. Todos muertos menos uno, el joven que al parecer manejaba el cayuco y que ayer, junto a siete cadáveres, fue transbordado al buque hospital Esperanza del Mar. Dentro de unos días – aún están a 600 millas del sur del archipiélago – llegarán a Canarias. Aunque no como creían al salir de Mauritania.
Se desconoce la nacionalidad tanto del superviviente como del resto de los compañeros que viajaban con él en el cayuco. Para el patrón del Tiburón III, eso es lo de menos. “En este momento estamos mal, porque la situación fue dantesca. A las siete de la tarde avistamos un cayuco a 380 millas al oeste de Noadibú. Nos acercamos, no oíamos a nadie, un cayuco prácticamente vacío. Por obligación, fuimos al lado, y nos encontramos una situación dantesca. Vimos a una persona que levantaba un poco la mano porque estaba tumbada y después había siete cadáveres”, relata.
El cayuco estaba semihundido, se sujetaba sobre el agua a duras penas. “Hemos hecho lo que hemos podido porque esta persona estaba gravísima en esta situación, desnutrido, deshecho prácticamente. Le hemos cogido como hemos podido porque el hedor era insoportable. Creo que esa gente llevaría muerta seis o siete días”, recalca.
" Hemos hecho lo que hemos podido". Una y otra vez. La frase se repite como un aldabonazo. “Lo hemos atendido en lo que hemos podido, dándole sobre todo agua y comida. Es que estoy roto, estoy mal. Hemos comunicado con tierra, con las Palmas Radio, para informar del hallazgo. Hace cuestión de una hora hemos terminado de hacer la maniobra con el Esperanza del Mar para que recogiera estos siete cadáveres…” sigfue Eduardo Pérez.
Del resto ni siquiera se encontrarán los cuerpos. Como en cientos, miles de casos cada año en la franja de mar que supera el continente negro, la pobreza, del blanco, la sociedad avanzada. “Es imposible que se recupere con vida a los desaparecidos Yo hablé con el chico este, como pude, porque estaba mal. Me comunicó que era el patrón, y que eran 57 en total. Lo que yo entiendo es que esas eran las últimas personas que han muerto a bordo – cuenta – porque parece ser que los fue arrojando al mar según iban muriendo, pero al final no pudo porque estaba deshecho, no podía moverse. Según me fue hablando, habían salido de Noadibú, se apartaron bastante de la costa para que no fueran vigilados, y que al final y al cabo se quedaron sin gasolina. Es un panorama dantesco”.
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