Impresiones

La 'balsa de la Medusa' en aguas de Cabo Verde

El Mundo, 26-10-2007

«El olor era horroroso. Los cuerpos estaban francamente mal. Soy una persona rota». El testimonio del patrón del Tiburón III, que el pasado miércoles rescató un cayuco con un solo superviviente y siete cuerpos en descomposición en aguas de Cabo Verde, después de que la balsa estuviera 20 días a la deriva y perdiese otros 49 tripulantes, resulta sobrecogedor. Es comprensible que no pudiese evitar las lágrimas cuando hablaba con este diario, pues la visión de los siete cadáveres, que llevaban una semana muertos y rodeaban al único inmigrante vivo, debió de superar la que con seguridad es la imagen más conocida de la trágica supervivencia en el mar, la pintura de Géricault La balsa de la medusa, que hoy reproducimos en nuestras páginas. El Tiburón III se añade así a la larga lista de pesqueros españoles que se han convertido sin que nadie lo remedie en sustitutos de las lanchas de salvamento marítimo. Desde julio de 2006, estos barcos han rescatado a más de 800 inmigrantes en las costas africanas, anteponiendo un sentido del deber humanitario a cualquier coste y riesgo, pues a menudo los países en cuyas aguas aparecen los náufragos se niegan a permitir su desembarco. Ayer Rubalcaba destacaba que han llegado a nuestras costas este año un 63% menos de inmigrantes irregulares, pero es evidente que esa cifra sólo incluye el número de detenidos. La tragedia de los cayucos resulta aún incalculable.

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