Desde Dentro Ricardo Peytaví
Marruecos
El Día, , 26-10-2007El día que Adán Martín, entonces presidente del
Gobierno de Canarias, dijo que cada menor inmigrante no acompañado le costaba a
la Administración autonómica 30.000 euros al año, lo pusieron a caer de un
burro. De forma particular tengo en mente el artículo que escribió un cronista
oficial del PSOE; un sinvergüenza redomado, que en su momento se me ofreció para
ser mi representante el día en que decidiera cobrar por lo que escribo
emolumentos distintos a los que percibo del periódico que publica mis artículos.
“Eso de ir pidiendo dinero uno mismo está feo”, manifestó con voz cómplice y
acento confidencial. “Yo siempre mando a alguien para que me gestione estas
cosas”. Pues bien, este interesante personaje redactó, como digo, un panfleto en
el que ridiculizaba a Martín por esos excesivos 30.000 euros. Para remarcar su
burla, subrayaba que con esa suma de dinero cada uno de sus hijos podría vestir
la mejor ropa del mundo y estudiar en los mejores colegios del Universo.
Naturalmente, no cuesta lo mismo criar a un hijo en la casa de cada cual – y
atenderlo las 24 horas del día – , que contratar a personas con preparación
adecuada, pues no vale cualquiera, para que realicen esta tarea como sustitutas
de los progenitores. Me ahorro entrar en detalles porque son tediosos y, además,
se derivan de un mínimo sentido común.
El caso es que no andaba muy errado Adán Martín con sus
30.000 euros, habida cuenta que el nuevo secretario general de los socialistas
canarios acusó, el pasado domingo, a CC de lamentar un dispendio de 80 euros por
día con cada menor, “cuando malgastan todos los días en una administración obesa
y trufada de sobrinos y cuñados”. Ignoro si su jefe, el señor Zapatero, se dio
por aludido, ya que él mismo llegó a montar un aparato económico paralelo en el
Palacio de la Moncloa, aunque ese es otro asunto. Lo esencial con referencia a
los menores es que 80 multiplicado por los 365 días que tiene un año no bisiesto
proporcionan un resultado de 29.200 euros; es decir, un 97,3 por ciento del
guarismo mencionado en su momento por el anterior presidente autonómico. Cierto
que a un ingeniero se le debería exigir la exactitud total, pero no van por ahí
los tiros. El objetivo es desacreditar. Bien es verdad que la gente de letras
suele sentir bastante aversión por los números, lo cual puede justificar algunas
lagunas de cálculo. Tratar de conculcar la aritmética se me antoja, en cambio,
un poco más grave aunque nada novedoso. “Dos y dos son cinco si el Führer lo
quiere”, sentenció Goebbels cuando le convino.
Por lo demás, ha vuelto a demostrar López Aguilar que
sabe convencer no sólo a sus huestes incondicionales. La presencia de Román
Rodríguez en la coronación ha sido todo un gesto entrañable, aunque a Román no
hace falta convencerlo de que su futuro está en el PSOE; lo sabe desde hace
tiempo. Por eso nunca ha escatimado medios para hacerse querer. El caso es que
el nuevo líder del socialismo vernáculo lo tiene fácil. Hasta un santero metido
a concejal auguraría sin dificultad que los socialistas serán los más votados en
Canarias dentro de unos meses. Un elemento de presión adicional para el
Terminator en su infatigable tarea de hacerle la vida imposible a CC y el PP.
Pero ese es su trabajo.
rpeyt@yahoo.es
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