Rebelión individual y protesta colectiva

CIUDADANO CÍVICO LECCIÓN EN EL TREN DESTINO FIGUERES

La Vanguardia, , 24-10-2007

SÍLVIA OLLER – Figueres

Numerosos pasajeros de un tren secundaron la negativa a mostrar su billete de un viajero harto de los retrasos
Lo que arrancó en principio como un acto de rebeldía individual se convirtió en un acto de denuncia colectivo hacia el servicio de Renfe protagonizado por los viajeros del trayecto entre Girona y Figueres. Cansados por los retrasos que, prácticamente día sí, día también, acumulan los convoyes, buena parte de los pasajeros del tren regional que pasa por Girona a las 7.25 horas mostraron su apoyo a un viajero que se negó a mostrar el billete al revisor. Su razón no era otra que protestar por la nueva demora que llevaba el tren y por las formas con qué, según el afectado, se dirigió el interventor hacia él.

El protagonista de este caso de rebeldía, que sitúa una vez más en la diana de las quejas ciudadanas al servicio de Renfe, es Iván Ramos, un joven médico negro que hace apenas un mes que ejerce como pediatra en el CAP Alt Empordà de Figueres. Ramos explicó ayer que el tren que suele coger diariamente, de lunes a viernes, para ir a trabajar paró en la estación de Girona a las 7.41 horas, veinte minutos más tarde de lo habitual. A la altura de Flaçà, el interventor le pidió el billete, pero Ramos se negó a dárselo, a pesar de que había validado su bono mensual.

“El tren iba con mucho retraso y esto me perturbó. Además, me disgustó la forma grosera con que me trató el revisor”, se justifica este médico de nacionalidad francesa y origen cubano, que desde hace apenas dos meses vive en Girona. El pediatra lamentó también que el revisor sólo se dirigiera a él para pedirle el ticket, cuando el tren iba repleto de gente. En este sentido, Ramos considera que la actitud que tuvo el interventor con él fue “racista”, algo que niega totalmente la compañía Renfe. Ante la negativa del pasajero a mostrar su billete, el revisor avisó a los Mossos d´Esquadra, por lo que el tren estuvo parado siete minutos en la estación de Flaçà. Al ver que no llegaba la policía, el tren emprendió la marcha hasta Camallera, donde estuvo parado media hora más. Un hecho que acabó con la paciencia de los viajeros que seguían en el tren, quienes recriminaron al revisor la “excesiva” demora. Cuando el regional llegó a Figueres, casi una hora después del horario previsto, los Mossos le pidieron el billete y comprobaron que estaba validado, así como sus datos personales. Zoila, otra de las pasajeras, cree que la actuación del interventor de parar el tren fue “desproporcionada e irracional”.

Renfe defendió la actuación del revisor, de quien dijo que se limitó a “hacer su trabajo y a actuar como marca el protocolo en caso de viajeros que viajan sin billete o que se niegan a mostrarlo”, aunque han abierto un expediente informativo para esclarecer los hechos.

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