El Gobierno vasco obligará a los bazares chinos a acortar horarios y respetar festivos

Comercio lleva al Parlamento vasco una modificación de la normativa respaldada por las Cámaras que afectará a los locales de más de 150 metros

El Correo, AITOR ALONSO a.alonso@diario-elcorreo.com, 22-10-2007

Los bazares regentados por inmigrantes, en su mayoría de origen asiático, cuyo número es creciente en Euskadi, están a punto de ser objeto de una regulación que afectará de lleno a la actual forma de desarrollar su negocio. El Gobierno vasco ultima una modificación de la Ley de Actividad Comercial que obligará a estos establecimientos a cumplir el decreto de horarios y, en consecuencia, a acortar su jornada laboral y cerrar la mayoría de domingos y festivos. Quien pasea por las capitales y por la mayoría de las localidades vascas sabe que se trata de establecimientos que abren casi sin descanso los siete días de la semana, incluidos domingos y fiestas de guardar.

La reforma legal ya ha sido consensuada con las Cámaras de Comercio y otros agentes del sector y se prevé enviar al Parlamento vasco «este mismo mes de diciembre», indicó a EL CORREO el viceconsejero de Comercio del Gobierno autónomo, Rodrigo García, que pretende acelerar una reforma ampliamente debatida con el gremio. «De cualquier manera, prevemos que entre en vigor a lo largo de 2008, dado que con posterioridad a la modificación de la Ley será necesaria la adaptación del decreto que la desarrolla», agregó el ‘número dos’ del Departamento.

La reforma legal propuesta por el Gobierno obligará a todos los establecimientos con una superficie de venta superior a 150 metros cuadrados a cumplir la normativa vasca de horarios, que marca un límite de apertura de 72 horas semanales y de 8 domingos o festivos al año. En la actualidad, estos límites deben ser respetados únicamente por aquellos comercios con más de 400 metros cuadrados, aunque bien por «tradición» o por la existencia de un «pacto tácito» en el sector comercial suelen ser respetados también por el grueso de los locales minoristas. La excepción son las tiendas de conveniencia, como las panaderías o pastelerías, y los bazares chinos, cuya superficie suele oscilar entre los 150 y los 400 metros. Estos son, por tanto, uno de los grandes afectados por la nueva regulación.

García matiza que la modificación legal «no se refiere de forma concreta» a los herederos de los antiguos ‘todo a cien’, pero admite que la necesidad de proceder a su regulación está en la propia esencia de la propuesta. «Por decirlo de alguna forma: nos da igual que el bazar esté regido por un inmigrante de cualquier país o por un vasco de nacimiento. La idea es limitar sus horarios de apertura y los días festivos, porque entendemos que hay que conciliar la vida familiar y laboral y poner coto, además, a esas situaciones en las que se altera la norma de leal competencia en el sector», explica.

La cifra de locales afectados es una incógnita, pero existen estimaciones que situaban el número de bazares en Euskadi en 342 a finales de 2005, según un informe del Ministerio de Industria, Turismo y Comercio. Los censos municipales de Vitoria y Bilbao dicen que los establecimientos rondan la treintena en la capital alavesa y el medio centenar en la vizcaína, un número similar al de San Sebastián. Otras fuentes hablan de que la cantidad de bazares gestionados por inmigrantes se acerca ya al medio centenar en el conjunto de la comunidad.

«Sitio para todos»

La regulación ya ha sido consultada con las Cámaras de Comercio y con los agentes del sector, que apenas han puesto pegas a la intención gubernamental, que se ve con buenos ojos. Sus portavoces admiten que los minoristas están «preocupados» por el creciente asentamiento de negocios regidos por asiáticos, que además de tirar los precios exprimen las horas de apertura de sus locales. «No se puede hablar a la ligera de competencia desleal, porque hacen lo que la normativa actual les permite», indica Mari Paz Irastorza, responsable de Comercio Interior de la Cámara vizcaína. «Pero es evidente que la preocupación existe», remarca.

El motivo de inquietud de los minoristas radica no sólo en la cuota de mercado de los bazares, sino en el proceso de diversificación de la oferta que están desarrollando los empresarios chinos. De los ‘todo a cien’ han pasado a establecimientos con productos de alimentación, juguetes y textil. Han comenzado a abrir sus propias zapaterías y «hemos detectado hasta fruterías», apunta Josetxo Jaio, de la Cámara alavesa. Ante ello, apunta Irastorza, al comercio local le queda el recurso «a la calidad del servicio, del producto y de la atención».

Jaio defiende la regulación en materia de horarios con el argumento de que «busca cierto equilibrio. O se permite a todos, o a ninguno. Y ahora no ocurre eso», apunta. Con todo, pone en duda la eficacia de la medida. «Si el límite se coloca en 150 metros cuadrados para que un local esté afectado por el decreto de horarios, buscarán locales de 149», dice gráficamente.

Con todo, trata de relativizar el fenómeno. «Ocurrió lo mismo con los restaurantes chinos. Parecían que iban a dejar sin clientes a los demás en el momento de mayor ‘boom’. Pero todo volvió a su cauce y hay sitio para todos», explica.

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