Múgica aplaude que se retiren las cuchillas de las vallas de Melilla
ABC, 20-10-2007EFE
MELILLA. El Defensor del Pueblo, Enrique Múgica, valoró ayer la decisión del Gobierno de retirar de las vallas de Melilla el entramado de alambre y cuchillas, denominado concertina, que durante los asaltos masivos del año 2005 produjeron daños en los inmigrantes. En declaraciones a los periodistas, Múgica, que recibirá esta tarde la Medalla de Oro del Colegio de Abogados de Melilla, señaló que la situación de los inmigrantes ha quedado finalmente resuelta, después de la situación que se produjo hace justamente dos años.
Recordó que, coincidiendo con las avalanchas, su adjunta, María Luisa Cava, viajó a la ciudad y entonces criticó la asistencia letrada que recibieron los inmigrantes, situación que, ha asegurado, hoy día no se da, ya que la atención que reciben es adecuada y «se ha encauzado de forma positiva y eficaz». Según Múgica, Melilla vivió con el fenómeno migratorio momentos «muy duros» con los asaltos que en su día protagonizaron los inmigrantes, pero que ya no se dan a raíz de la asunción de una serie de medidas.
En cuanto a la temática de las denuncias que recibe la oficina del Defensor del Pueblo procedentes de la Ciudad autónoma, Múgica manifestó que la mayoría de ellas hacen referencia a procesos de regularización de nacionalización o a la escolarización de niños marroquíes.
Asimismo enumeró otras demandas, como es el caso de la situación de los menores acogidos en los centros melillenses o las quejas remitidas por ciudadanos por el caso de la supuesta estafa filatélica de Fórum y Afinsa. Además, durante la recepción en el Palacio de la Asamblea, el Defensor del Pueblo destacó el ejemplo de convivencia que supone Melilla, donde diferentes comunidades religiosas constituyen una sociedad plural y pacífica.
Cruce de culturas
Por su parte, el presidente melillense, Juan José Imbroda, expresó su «satisfacción» por contar con la presencia de una persona tan destacada en una ciudad que calificó como «abierta y hospitalaria».
Según Imbroda, la imagen de Melilla debe ser un ejemplo a seguir por el «cruce de culturas» que en ella se da y ha propuesto que esto sirva para «marcar pautas de convivencia».
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