El curador y crítico de arte colombiano Miguel González visitó Guayaquil para ofrecer conferencias sobre arte contemporáneo en el MAAC.

Hay que decidirse por lo diverso, por esa diversidad sexual, étnica, tecnológica, geográfica y también de la expresión. Y en esta última entran todas las posibilidades de manifestaciones artísticas plásticas y visuales en las que ha incursionado el hombre, dice el crítico de arte, curador y profesor colombiano Miguel González, quien estuvo esta semana en Guayaquil.

Durante su estadía en la ciudad participó con estudiantes de arte y artistas plásticos en conferencias, en las cuales se refirió sobre el panorama de las artes visuales en su país natal, el festival internacional de performance que allá se desarrolla y el video arte que también se practica en Colombia.

Señala que ninguna técnica o vertiente artística sustituye o elimina otra, es decir, la pintura no ha sido reemplazada por la instalación, o la fotografía no fue eliminada por la televisión. “Estamos hablando de que las cosas vienen para quedarse, los mecanismos digitales cambian y avanzan en su manera de expresión, pero el sentido de su existencia continúa. Este proceso forma parte de la experiencia contemporánea”.

González considera, asimismo, que el uso de los nuevos medios digitales no garantizan la calidad del producto. “Por ejemplo, un dibujo con láser no es mejor que un dibujo con lápiz. Lo que interesa es el resultado obtenido con las herramientas empleadas”, añade.

Explica que las técnicas digitales tendrán una vida de largo plazo e, incluso, la sociedad le está otorgando cabida a paso acelerado en su vida diaria. Su utilización no solo se ha dado a nivel artístico también se ha expandido al núcleo familiar y educativo, “porque hoy en día un computador que sirve para manipular una obra de arte es usada para conectarnos con el resto del mundo y también nos brinda conocimiento”.

Comenta que lo apasionante del arte contemporáneo como de las técnicas clásicas es ese estudio cultural que ha ayudado mucho a que la gente se vea reflejado en los conflictos de la guerra, de las drogas, sus momentos económicos, los problemas religiosos o de identidad sexual que se le presentan en trabajos que, muchas veces, no están elaborados en una vertiente pura, sino que, a veces, combina algunas de ellas, ya sea que una performance involucra algo de video, de pintura o de fotografía.

González, quien se desempeña como curador del Museo de Arte Moderno de Cali, Colombia, sostiene que los exponentes del arte contemporáneo latinoamericanos están compitiendo a “la misma altura y con el mismo grado de calidad” con talentos de Europa, “tanto así que en ferias o bienales internacionales se crean espacios para ellos y sus novedosas propuestas”.