Muere una niña tras ser diagnosticada dos veces de gastroenteritis en Madrid

El País, AMAYA IZQUIERDO, 19-10-2007

Viktoriya tenía dos años, era búlgara y vivía con sus padres en Meco (Madrid). Murió el lunes después de ser diagnosticada dos veces de gastroenteritis en el hospital Príncipe de Asturias de Alcalá de Henares, cercano a su localidad, y 24 horas después, en el centro de salud de Meco. “No os preocupéis”, dijo el médico a sus padres, dos jóvenes inmigrantes búlgaros, “en dos días estará bien”. La niña murió esa tarde. Los padres han denunciado a los dos centros médicos públicos y están a la espera de conocer la autopsia. El hospital mantiene que los médicos actuaron correctamente.

El reloj marcaba las cinco y diez de la tarde del lunes 15 cuando Zoya, de 26 años, abrió de un golpe la puerta del dormitorio. Su hija, de poco más de dos años, se estaba muriendo. Su compañero de piso, Ángel, así la encontró en el pasillo. Él traduce del búlgaro las pocas palabras que articula Zoya. No hace falta que transcriba al castellano los sonidos de ronquidos secos que Zoya cuenta que empezó a escuchar, de pronto, de la boca de su hija Viktoriya, mientras la atendía en su dormitorio.

El padre, Krasimir Vasliev, de 29 años, se había marchado esa mañana a Galicia, a trabajar en la construcción, preocupado por los vómitos, fiebre y diarrea que sufría la niña. Los médicos de los centros a los que había acudido le habían asegurado que la chiquilla padecía una gastrointeritis. Esa misma tarde, a las cinco y media, le llamó su mujer para decirle que la hija había muerto. Aún no saben por qué. Esperan los resultados de la autopsia. Quieren llevar el cuerpo de su hija a Bulgaria, de donde vino con nueve meses.

Krasimir, a quien asesora la asociación El Defensor del Paciente, denunció ayer ante el juzgado de instrucción número 1 de Alcalá de Henares al Hospital Príncipe de Asturias, al centro de salud de Meco y a los médicos que atendieron a su hija por “falta de profesionalidad”, según consta en el parte de la denuncia verbal.

La pareja se despertó el domingo 14 de madrugada porque su hija, de grandes ojos castaños, lloraba. “Estaba mal, con vómitos, con diarrea, y tenía fiebre”, explica su padre, frente a una mesa repleta de partes médicos, denuncias, fotos, y certificados. “Estuvo así toda la noche y, por la mañana, decidimos llevarla al hospital. Llegamos a las diez, y nos atendieron a las doce”. Según su relato, “el médico le tocó la tripa y la frente, y dijo que era gastrointeritis. No hizo análisis”. El parte médico explica que Viktoriya no tenía signos que hiciesen pensar en meningitis, y que se trataba de una gastrointeritis aguda. Recetó apiretal (un medicamento para la fiebre) y suero. “Seguimos las instrucciones del médico”, asegura Krasimir. “La niña seguía débil, no estaba tan alegre como es, como era, ella”, titubea. “Pudo comer un poco de yogur con suero. Pero el lunes por la mañana seguía mal y la llevamos al centro de salud de Meco”. El pediatra ratificó el diagnóstico: “Gastrointeritis aguda”, reza el parte. “Nos dijo: ‘no os preocupéis, no pasa nada, en dos días estará bien’. Y murió esa tarde”, concluye Krasmir, que no puede evitar que se le agüen los ojos cuando mira un vídeo de su hija jugando en el parque, días antes.

El Hospital Príncipe de Asturias emitió un comunicado en el que asegura que los facultativos de ambos centros obraron correctamente, ya que, según el primer parte, la niña no presentaba “aspecto séptico” y estaba “consciente y reactiva”. En la segunda visita el médico confirmó el diagnóstico. La niña presentaba buen estado, “sin signos de deshidratación ni otras complicaciones”.

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