"Un barco grande nos trajo"

El Día, , 18-10-2007

Los inmigrantes que arribaron a Tazacorte aseguran que un barco mayor, donde también iba el cayuco, los acercó hasta un punto próximo a La Palma tras 10 días de navegación. Luego se metieron en la barcaza para llegar a la Isla.

MAIKEL CHACÓN, Tazacorte

Se llama Christian Okoro (Okechuku es su nombre en nigeriano), trabaja y vive en Tazacorte desde hace cuatro años, junto a su mujer bagañeta y un hijo nacido en La Palma. Nada más conocer la llegada del cayuco a la costa se ofreció para ayudar a los inmigrantes africanos que venían en la barcaza. Dejó atrás la finca de plátanos donde trabaja y se dirigió directamente al Pabellón de Usos Múltiples del municipio bagañete. Quería verlos para saber si conocía a alguno, quién sabe si algún familiar. No fue así y con una presión enorme en su pecho consiguió hablar con ellos.

Okechuku narró ayer a EL DÍA lo que le contaron: “Estaba desolado, me invadían las ganas de llorar, pero lo importante eran ellos. Los veía cansados, con hambre, con miedo y muy nerviosos por la incertidumbre que tenían sobre su futuro”. Sin embargo, “el estado de salud no era tan malo como esperaba, así que les pregunté por lo sucedido y me contaron cómo llegaron y lo que sufrieron”. Para ello, Christian, además del inglés, que habla perfectamente, y del poco francés que comprende, utilizó alguno de los dialectos más utilizados en el oeste africano (wolof, igbo, hausa y yoruba), en los cuales hacía tiempo que no hablaba.

Según aseguró en una versión que ha mantenido ante las autoridades para las que colaboró, le hablaron de una embarcación de grandes dimensiones que los transportó a todos y al cayuco hasta estar próximos a la costa de La Palma: “Me dijeron que un barco grande los trajo hasta un punto cercano y luego los metieron en el cayuco para llegar hasta la Isla. El patrón, que formaba parte de los mafiosos, les había dicho a ellos que serían 37 personas las que se iban a transportar, pero cuando llegaron al primer barco grande donde embarcaron se encontraron con que eran muchos más, en total 161 personas”.

Así, continuó, “muchos de ellos, ya en ruta, se negaban a seguir con el viaje en esas condiciones, sobre todo tras darse cuenta de que en la embarcación estaba el cayuco en el que luego tendrían que seguir adelante. Pero los amenazaron con que si no lo hacían, la alternativa era tirarlos al mar. Los obligaron a seguir adelante a los que no eran partidarios de ese sistema”.

Según Okechuku, la mayoría son de Guinea Conakry, de donde partió el barco, pero también hay personas de Nigeria, Senegal, Gambia y Sierra Leona.

Tras 10 días de navegación en el “barco grande”, continuó, “llegaron a Canarias y antes de alcanzar la Isla echaron al agua la barcaza y trasladaron a la misma a todos los inmigrantes. Desde ese punto ya se veía en el horizonte la silueta de La Palma, aunque ellos no sabían dónde estaban ni a dónde iban”. El barco se fue y antes de que pasara un día ya estaban en la zona costera de Tazacorte, a 50 metros de la playa de El Puerto.

Para poder subirse al barco de los supuestos mafiosos, “cada uno ha pagado una cantidad considerable, unos 2.000 euros, otros 2.500, los que menos 1.500, a lo que se suma en algunos casos el gasto complementario del traslado desde su país hasta el punto de partida del barco, como los que salieron de Nigeria, que llevaban más de dos meses en Cabo Verde esperando una posibilidad para salir”.

Entonces, surge una pregunta. ¿Por qué algunos inmigrantes dicen que partieron con el cayuco desde Guinea Conakry? La respuesta también la obtuvo en su conversación con ellos: “Han recibido amenazas de los mafiosos para que nadie hable de la presencia de ese barco grande que los trasladó hasta las costas de Canarias. Es más, les dicen que cuenten que han viajado desde África con el cayuco. De los 11 días navegando, 10 han sido en el grande y menos de uno en el cayuco”.

En cuanto a los materiales que llevaban consigo, como las garrafas de gasoil y agua, se deben a que “no sabían exactamente a dónde van y si se encontraban con problemas en alguna zona debían desplazarse hacia otra. Sólo eran para usarlos en caso de algún inconveniente”.

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