El rifirrafe del Gobierno central y el canario a cuenta de la inmigración no es nuevo, pero ayer vivió otro episodio. La secretaria de Estado, Consuelo Rumí, culpó al Ejecutivo canario de la parálisis en los traslados de menores a la Península – hay ya 300 niños más que las plazas disponibles, agravado tras la llegada de una veintena en el último cayuco – y achacó la postura a la «cerrazón y servidumbre al PP» que mantiene CC.

Horas después, llegó la respuesta. El Gobierno de las Islas anunció que se dirigirá a las instituciones europeas e internacionales para dar a conocer el «drama humano» que viven los menores inmigrantes de origen africano no acompañados que acaban en Canarias y acusó al Ejecutivo de una postura partidista y de confundir y engañar a la opinión pública.