Prejuicios sin base científica

El Mundo, FELIX DE CELIS, 18-10-2007

James D. Watson ha declarado que la inteligencia de las personas de raza negra no es igual a la de los de raza blanca. Si interpretamos estas palabras en el sentido de que la inteligencia de los blancos es mayor que la de los negros, estaríamos ante una afirmación sin ningún fundamento científico, que sólo expresaría un sentir o prejuicio particular del doctor Watson.


Viniendo de un ciudadano medio, una declaración de este tipo se clasificaría rápidamente como un ejemplo de ignorancia científica sobre las bases genéticas y ambientales de la inteligencia, así como una expresión de rampante racismo. Sin embargo, Watson no es un ciudadano medio, sino todo un premio Nobel de Medicina, promotor de las iniciativas públicas en los orígenes de los proyectos de secuenciación del genoma humano, y un reputado gestor científico en una institución norteamericana de reconocido prestigio, los laboratorios Cold Spring Harbour.


Está claro que el hecho de que este científico participara de manera protagonista en uno de los descubrimientos de mayor relevancia en Biología en el siglo XX, el desciframiento de la estructura de la molécula de ADN, no da a las afirmaciones resaltadas por The Independent un valor científico, pero por el argumento de la autoridad que se le supone a un científico conocedor de la estructura y función del material hereditario, sus declaraciones provocan una justificada sorpresa e irritación.


La información genética que se transmite de generación en generación está contenida en las moléculas de ADN, y, mediante procesos muy complejos que ahora estamos empezando a entender, dicta el desarrollo de los seres vivos. Existen caracteres muy sencillos cuya base genética es perfectamente conocida, y los genetistas en estos casos afirman que un gen determinado controla la aparición de un carácter determinado.


Pero la mayoría de los caracteres genéticos que nos caracterizan como individuos, digamos nuestra altura, longevidad o inteligencia, están controlados o influenciados por un gran número de genes, y son pequeñas variaciones en la secuencia de estos genes las que en conjunto nos individualizan. Para complicar más el análisis de estos caracteres «multigénicos», existe una preponderancia determinante de factores no hereditarios que influyen de manera determinante en su aparición, pongamos entre otros la nutrición en el caso de altura y longevidad, y la educación en el caso de la inteligencia.


Hoy no conocemos el conjunto de genes que influyen en el desarrollo de diferentes grados de inteligencia en humanos, ni conocemos exactamente en que secuencias nos diferenciamos los humanos pertenecientes a distintas razas, por lo que las afirmaciones de Watson, son ajenas al mundo de la ciencia, que como seguro que él conoce, se rige por estándares mucho mas rígidos y objetivos.


Félix de Celis es investigador del Centro de Biología Severo Ochoa del Consejo Superior de Investigaciones Científicas.

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