Comentario de el día
La inmigración ilegal atasca la Justicia
El Día, 17-10-2007LA ATENCIÓN judicial que los juzgados tinerfeños han de prestar a los inmigrantes irregulares que son descubiertos al llegar a cualquier punto de las islas occidentales supone, “en la mayoría de las ocasiones, la suspensión del resto de la actividad jurisdiccional, salvo el servicio de guardia, con el consiguiente esfuerzo del personal del juzgado, que ha de realizar su trabajo fuera de la jornada laboral y, muchas veces, hasta altas horas de la madrugada”. Estas palabras, pronunciadas el pasado lunes por el presidente de la Audiencia Provincial de Santa Cruz de Tenerife, José Ramón Navarro, en la apertura del año judicial en las islas occidentales, demuestran, más si cabe, hasta qué punto la avalancha de irregulares de todo el mundo que llega a Canarias desde hace años desborda su capacidad en todos los sentidos.
Frente a quienes todavía dudan de que el enorme y rápido incremento de personas sin permiso de residencia ni de trabajo en las Islas tiene unas consecuencias negativas sobre la calidad de vida de la población local, éstas y otras declaraciones hechas en el mismo marco ponen las cosas en su sitio. Y si la Justicia no es un servicio tan elemental y básico como puedan serlo la atención sanitaria o la escolarización, no es menos cierto que el retraso en resolver un pleito o una demanda a veces arruina vidas y haciendas. Claro que siempre hay quien piensa que mientras el afectado no sea él el atasco judicial no es un problema de primer orden.
¿Qué tienen que decir a esto los “progres” que esgrimen que la inmigración ilegal en Canarias no causa repercusiones negativas, los mismos que intentan crucificar desde sus púlpitos mediáticos al Diputado del Común por dar la voz de alarma sobre una situación insostenible? Nada, no tienen nada que decir porque, antes los datos de la realidad, sus endebles opiniones quedan ridículas.
Por supuesto, la solución al atasco judicial es crear más juzgados y plazas de profesionales que trabajen en ellos, pero si ello no es posible, o no se lo concede el Estado a Canarias, tampoco es de recibo que los exiguos medios disponibles estén continuamente ocupados en hacer las fichas de los ilegales que entran día y noche, aunque luego muchos de ellos sean repatriados. Y esto no es xenofobia ni racismo, es realismo y sentido de la responsabilidad. Quienes recurren a esas descalificaciones, sencillamente, ni les importa Canarias ni Tenerife.
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