«A Libia no, por favor»

Los 50 inmigrantes rescatados el sábado en aguas del Mediterráneo por el pesquero "Corisco" desembarcaron ayer en el puerto libio de Trípoli. TEXTO: CÉSAR CALVAR (COLPISA).

Diario de Navarra,   PDF, 16-10-2007

lA llegada del pesquero, de bandera portuguesa pero con base en la localidad alicantina de Santa Pola, a la capital del país africano, pactada entre los gobiernos de los dos países, causó una gran decepción entre los náufragos subsaharianos, que creían que iban a ser trasladados a Italia.

El Ministerio de Exteriores español informó de que los inmigrantes bajaron a puerto durante la mañana de ayer, después de que el ministro Miguel Ángel Moratinos acordara su desembarco con el jefe del Gabinete del mandatario libio, Muamar el Gadafi. Exteriores aseguró que las gestiones de Moratinos fueron «decisivas» para solucionar este problema, pero no pudieron hacerse antes por coincidir el domingo con las celebraciones del fin del Ramadán, circunstancia que dificultó la comunicación entre ambos gobiernos.

«Malas caras»

La llegada del barco a Trípoli desesperó a la mayoría de los inmigrantes, que creían que estaban siendo conducidos a Italia, país en el que aspiraban a ver cumplido su sueño europeo. El patrón del barco, Antonio López, señaló que, tras bajar a tierra, los extranjeros tenían «malas caras», porque «no se esperaban venir aquí».

López explicó que les había dicho que navegaban hacia Italia para tranquilizarles, ya que ellos le decían: «A Libia no, por favor, a Libia no». «Y ahora, cuando se han enterado de que están aquí, pues imagínate tú cómo se han quedado», resaltó.

El Ministerio de Exteriores explicó que la «decepción» sufrida por estos subsaharianos es «la misma que se puede llevar cualquiera que intente inmigrar ilegalmente». Tras el desembarco, el buque volvió a la mar para continuar con su campaña de pesca de la quisquilla, informó Exteriores.

Entre los extranjeros que desembarcaron ayer por la mañana en el puerto de Trípoli, había 42 hombres, cinco mujeres y tres niños, que fueron recogidos a unas 80 millas de las costas libias, cuando navegaban por aguas del mar Mediterráneo en una barca neumática tipo zodiac que perdía aire y estaba a punto de hundirse.

Escasez de víveres

El rescate de los inmigrantes provocó muchas complicaciones a los 12 tripulantes del buque – seis portugueses y seis españoles – , porque apenas contaban con víveres, agua y mantas para cuatro días. El estado de los náufragos era bueno, pero el paso del tiempo hacía temer por la suerte que pudieran correr en esas circunstancias, especialmente los tres niños rescatados.

El armador del pesquero, José López, hermano del patrón, señaló que el barco, de 32 metros de eslora, partió el 10 de septiembre de Santa Pola y tenía previsto volver a su base a finales de octubre. La tripulación disponía de provisiones para alimentarse durante ese tiempo, pero, con los 50 náufragos, los víveres sólo habrían durado unos cuatro días.

Según López, los pescadores conocen el «drama humano de las pateras», porque su presencia es «casi diaria» en el mar, por lo que el Corisco volvería a rescatar a los inmigrantes que están a punto de «ahogarse».

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