Inmigración ilegal

“Muchos lloraban al llegar al puerto”

El patrón del ‘Corisco’ asegura que los niños “tosían y tenían fiebre” y confiesa que volvería a rescatar a los inmigrantes “porque estaban a punto de ahogarse”

Las Provincias, EFE, 16-10-2007

El patrón del ‘Corisco’ asegura que los niños “tosían y tenían fiebre” y confiesa que volvería a rescatar a los inmigrantes “porque estaban a punto de ahogarse” Antonio López, el patrón del Corisco, no ocultaba ayer los momentos de tensión que vivió cuando el barco se aproximaba al puerto de Trípoli. “No querían volver a Libia y yo estaba nervioso ante la posibilidad de que se pusieran revoltosos”, relató el marino.

El momento más dramático fue cuando los balseros se vieron obligados a pisar tierra libia. “Muchos lloraban al llegar al puerto, tenían cara de pena y los hombros levantados en señal de resignación”, relató López.

A la preocupación por la falta de víveres a bordo tras la recogida de los inmigrantes se sumaba otra. El patrón explicó que el estado de los tres niños, de entre dos y tres años, era delicado: “Tosían y tenían fiebre”.

En opinión de López, “por cada mil pateras que se cogen, dos mil se pierden”, en referencia a las embarcaciones de inmigrantes que pretenden entrar de manera irregular por los países del sur de Europa. En este caso, los rescatados por el pesquero pretendían alcanzar las costas de Italia.

“Los pescadores conocemos muy bien el drama de las pateras, porque su presencia en el mar es casi diaria”, destacó López, que asegura que volvería a rescatar a los inmigrantes porque, tal y como relató, “estaban a punto de ahogarse”.

Y eso que la situación a bordo tras salvar a los náufragos no fue nada fácil. “Estuvimos mal e incómodos durante el tiempo que permanecieron en el barco”, porque el Corisco “no dispone de espacio suficiente para acoger a tantas personas”, aseguró el responsable del barco.

La comida y el agua comenzaban a escasear. Había demasiadas bocas que alimentar y, de no haber sido por la rápida solución diplomática, podrían haber surgido serios problemas entre la tripulación. “El cónsul español en Libia nos dio las provisiones que le pedimos, como leche, pan, agua, carne y tomates”, destacó López, que ya respira tranquilo.

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