Inmigración ilegal

El pesquero de Santa Pola desembarca en Trípoli a los 58 inmigrantes que salvó en el mar

“Libia no, por favor, Libia no”, gritaron desesperados los balseros al ver que llegaban a África y no a Italia, como les habían dicho para tranquilizarlos

Las Provincias, EFE, 16-10-2007

“Libia no, por favor, Libia no”, gritaron desesperados los balseros al ver que llegaban a África y no a Italia, como les habían dicho para tranquilizarlos A medida que se acercaba al puerto de Trípoli, la tensión crecía a bordo del Corisco. Los 58 inmigrantes rescatados el viernes por el pesquero de Santa Pola cuando estaban a punto de ahogarse frente a las costas libias veían con rabia el final a su odisea. “Estaban nerviosos porque no querían desembarcar”, destacó José López, el armador del barco y hermano del patrón. Gritaban: “Libia no, por favor, Libia no”.

Y es que los tripulantes del barco habían mentido a los balseros sobre su destino. Dijeron a los inmigrantes que iban a Italia, como era su deseo, para que estuvieran tranquilos e impedir cualquier tipo de rebelión en alta mar. Finalmente, sobre las once de la mañana, el barco, empequeñecido por la excesiva tripulación que albergaba, dejó a los inmigrantes. La misión diplomática española prestó ayuda a la tripulación del pesquero, de bandera portuguesa y con base en el puerto de Santa Pola.

El Corisco, de 32 metros de eslora, precisaba de agua y provisiones. Además, le urgía salir del puerto de Trípoli para recuperar las artes de pesca que había abandonado a la fuerza en el momento en que auxilió el bote neumático en el que viajaban los inmigrantes. La balsa se hundió instantes después de que sus ocupantes subieran al barco de Santa Pola.

El embajador español en Libia, Joaquín Pérez Villanueva, confirmó que entre los 58 rescatados había cinco mujeres y tres niños y medio centenar de hombres de diversa procedencia: egipcios, nigerianos, ghaneses, iraquíes, mauritanos y senegaleses.

Ninguno de ellos quería regresar a Libia, de donde habían partido de manera clandestina, pero “se resignaron a ello”, como relató Villanueva. Las gestiones diplomáticas no fueron sencillas, ya que Libia suele manifestar dudas sobre la posición de las pateras y requiere que se compruebe que se encuentran en sus aguas jurisdiccionales antes de aceptarlos en su territorio.

Desde Luxemburgo, el ministro español de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, gestionó la solución del caso en una conversación telefónica con el jefe del gabinete del líder libio, Muamar Al Gadafi. El ministro trató también el asunto con su homólogo, Abderrahman Chalgham.

Trasladados a un centro

El embajador español señaló que se había hecho cargo de la lista de los náufragos a fin de ponerla a disposición de organismos internacionales que se ocupan de los refugiados. Después de su desembarco, los inmigrantes fueron trasladados a un centro de tránsito para examinar su situación. Desde allí serán repatriados a sus países de origen.

El barco pesquero zarpó de Alicante el pasado 10 de septiembre y ahora seguirá con la campaña de la quisquilla hasta su regreso a Santa Pola, previsto para el 28 o 29 de octubre.

Texto en la fuente original
(Puede haber caducado)