El IES Pau Claris de Barcelona, con un 99% de inmigración, es un ejemplo de multiculturalidad que convive sin problemas
Colores en la escuela
La Vanguardia, , 15-10-2007Manejar a 200 alumnos de secundaria y bachillerato no es tarea fácil. Y se diría que debe ser mucho más complejo cuando éstos son de 30 nacionalidades distintas y que cada curso, entre el 30% y el 40% es nuevo. Ésa es la realidad del instituto de educación secundaria Pau Claris de Barcelona (Ciutat Vella), que con un 99% de inmigración en sus aulas sortea obstáculos y avanza en sus proyectos educativos. Del relato de su directora, Mercè Miralles, y de la coordinadora pedagógica, Núria Sabat, se concluye que el día a día no es ni más ni menos complicado que en otros centros.
DOS LÍNEAS. Se trata de un centro de dos grupos por curso. El A sigue el currículum común al resto de centros y el B lo adapta al nivel del alumnado. Es en ese grupo donde se integran los estudiantes que provienen de las aulas de acogida (el centro dispone de dos) y que, por regla general, no tienen una lengua latina como materna. “Algunos chinos podrían estar en el A, porque son muy buenos en matemáticas y tienen mucha capacidad para entender las cosas, pero no saben explicarse”, dice Miralles.
LAS MIL LENGUAS. El catalán es la lengua vehicular, aunque en los pasillos y el patio también se habla castellano. Los niños no suelen tener problemas de comunicación. Cuando llegan pasan un tiempo en el aula de acogida y, ahí, la mímica es una buena aliada hasta que las palabras recuperan su función comunicativa. Cuando pasan a la clase su nivel de comprensión es bueno, otra cosa es la expresión.
NIVEL ACADÉMICO. De los doce alumnos que el pasado curso hicieron 2. º de bachillerato, ocho se examinaron de selectividad y todos aprobaron. ¡Un buen espaldarazo para alumnos y profesores! Aun así, la reflexión de la directora invita a pensar: “No sabemos demasiado qué se espera de un centro como el nuestro. La conselleria nos acompaña desde el punto de vista técnico, pero ese apoyo no es suficiente. Tampoco es un problema de recursos, sino de planificación”. Ala dificultad de seguir el currículum se añade el bajo nivel de escolarización de algunos alumnos o que otros vinieron a Barcelona con voluntad de trabajar pero no pueden por la edad. Pese a todo, el profesorado tiene claro un objetivo: explotar al máximo las posibilidades académicas de cada alumno. El absentismo no es significativo.
RESPETO. Las normas se cumplen y no se baja la guardia. Algunos alumnos otorgan un trato muy formal a sus docentes, a los que no suelen llamar por su nombre, sino profesor/ a o licenciado/ a, en el caso de los latinoamericanos. El respeto entre los estudiantes es habitual. La dificultad de entenderse entre ellos es un elemento que se ha de tener en cuenta, porque eso, inevitablemente, alguna vez, pocas, provoca equívocos.
MEZCLA DE CULTURAS. Cada uno viste como quiere. Hay velos y shawar-camis (vestido de Pakistán), y de vez en cuando algún travieso se ha empeñado en tirar del velo a una compañera para comprobar si debajo tenía pelo. Pero la la cosa no ha ido a más. En el comedor, donde almuerzan unos 30 alumnos, la mayoría con beca, se respetan las costumbres de musulmanes y de los que no comen vaca.
REFUGIO. El Pau Claris es, para la mayoría de los alumnos, su refugio. Dentro se sienten protegidos porque se vive la multiculturalidad con naturalidad y frescura, algo que puede no suceder cuando salen a la calle.
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