Una joven kosovar obliga a Austria a replantearse su política migratoria
ABC, 13-10-2007ANTONIO SÁNCHEZ SOLÍS
CORRESPONSAL
VIENA. Una adolescente de 15 años ha abierto en Austria el debate sobre la conveniencia de aprobar una amnistía general que regularice la situación de cientos de inmigrantes que esperan desde años una decisión sobre sus peticiones de asilo. Arigona Zogaj llegó a Austria junto a su madre y hermanos en septiembre de 2002 – el padre había llegado un año antes – huyendo de la pobreza de su Kosovo natal y siguiendo a su padre. Cinco años después, toda la familia estaba bien integrada en el país, los cinco hermanos escolarizados y el padre con un puesto de trabajo.
Hace dos semanas, la familia fue expulsada del país al haber sido rechazada la petición de asilo formulada hace seis años. Pero Arigona, que no se encontraba en casa cuando la Policía acudió a ejecutar la orden de expulsión, desapareció al tiempo que su padre y sus hermanos regresaban a Kosovo y la madre era ingresada por una crisis nerviosa. La chica amenazó con suicidarse si era obligada a volver a un país del que sólo tiene malos recuerdos y al que no se siente unido.
Desde entonces, la prensa y los políticos austriacos han convertido el caso en un asunto de Estado. Desde la oposición, los Verdes, apoyados por artistas e intelectuales, han exigido al Gobierno de coalición entre socialistas y democristianos una política migratoria más humanitaria. Por su parte, el ministro del Interior, Günther Platter, ha asegurado que no cederá ante chantajes.
Pero la cuestión de fondo la ha planteado el presidente del país, Heinz Fischer, al proponer una regularización masiva para los inmigrantes bien integrados y que lleven esperando desde 2001 una resolución a su petición de asilo. Esta medida podría afectar a 800 personas. En total, según el Ministerio del Interior austriaco, unos 33.000 expedientes de asilo están pendientes de resolución.
La joven Arigona, que ha sido aupada a la categoría de heroína por la prensa austriaca compareció ayer en público, junto al sacerdote que la ha escondido en los últimos días. En perfecto alemán pidió que su familia regrese a Austria y aseguró que apenas habla albanés ni conoce a nadie en Kosovo.
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