ceuta. Las dos niñas del colegio concertado Severo Ochoa de Ceuta, que no habían asistido a clase en los últimos tres días por la prohibición de acudir con velo islámico, volvieron ayer al centro con el hiyab después de que el Ministerio de Educación obligara al centro a que las admitiera.

Nawal Amar y Nahid Mohamed, que cursan Tercero y Cuarto de ESO, se incorporaron a las aulas “tristes y abrumadas” como consecuencia de la polémica suscitada en los últimos días y afirmaron que habían recibido un apoyo “desigual” por parte de sus compañeros de colegio.

Las niñas pudieron volver al colegio una vez remitido el informe en el que se indicaba que debía prevalecer en este caso el artículo 27 de la Constitución española que garantiza el derecho a la educación de los ciudadanos. Los servicios técnicos del Ministerio de Educación elaboraron este informe, que contradice una normativa del colegio Severo Ochoa sobre la utilización de elementos como pañuelos, piercings, gorras o diademas anchas.

La directora del Severo Ochoa, María del Mar Sánchez, insistió en que la prohibición del uso del velo islámico no tenía ningún carácter discriminatorio sino que es para favorecer la igualdad, y recordó que más del 70 por ciento de los 400 alumnos del colegio profesan la religión islámica.

Menú sin carne de cerdo Por otra parte, la madre de tres alumnos musulmanes de Badalona (Barcelona) reclamó ayer públicamente que los responsables de la escuela infantil Ralet-Ralet a la que acuden sus hijos deje de incluir en el menú de los menores la carne de cerdo.

Tras comprobar que sus peticiones en este sentido no eran atendidas y que a sus dos hijos mayores les incluían en la merienda bocadillos hechos con embutidos porcinos, esta mujer paquistaní decidió que su hija pequeña dejase de acudir a clase mientras no se solucionase el problema. La madre asegura que su queja no ha sido la única.